Las calles de Alfaro estallan de alegría

Es el momento mágico, el más esperado por los alfareños durante todo el año, el instante que reúne a todos en la plaza de España, bien sea con sus pañuelos a la espera de anudarlos al cuello y camisetas de colores, bien en el recuerdo para los que están lejos de la balconada del viejo ayuntamiento por una u otra razón. Con una plaza de España hirviendo gracias al ambiente que creaban las cuadrillas más jóvenes, que no dejaban de saltar, brindar, cantar, a la balconada engalanada con los emblemas de la ciudad y de Cruz Roja se asomaron la alcaldesa Yolanda Preciado y Luis Antonio Calvo, el pregonero y presidente de la asamblea comarcal de Cruz Roja en Alfaro. A la cuenta atrás hacia ese instante mítico le restaban sólo segundos.

«Alfareños, ¡juventud! ¡Cruz Roja! ¡Llenad las calles de alegría!». Fue la arenga inicial que lanzó la alcaldesa ante la algarabía que reinaba en la plaza. A cada palabra, un grito ensordecedor. «¡Que nuestros santos Roque y Ezequiel y la virgen del Burgo nos protejan! ¡Viva San Roque, viva Alfaro!», animaba a todos la alcaldesa. Unos deseos que se hicieron realidad con el estallido del cohete en los aires, con el inicio de estas fiestas.

A partir de ese momento, la alegría se desparramó desde la plaza de España hacia todas las calles del centro de la ciudad. La música de las charangas estalló para repartirla por las calles. Los menos jóvenes se repartían por las terrazas del centro para brindar un vermú calmado, mientras que los que tenían más ganas de fiesta se distribuían, unos a los bares y pubes, y otros seguían a las charangas hacia la Puerta Tudela en un pasacalles tradicional, aunque más lento que lo habitual. Ni siquiera el ligero descenso de las temperaturas frenó el ritual: junto al baile popular y los brindis, los más jóvenes pedían agua a los vecinos que les esperaban en los balcones.

La hora de comer se alargó en fiestas en diversos bares y pubes para todos los gustos musicales, desde el rock a los sonidos bailables inspirados en Ibiza. Es la receta del 14 de agosto: estrujar cada momento del día con la cuadrilla. Y así lo hicieron los alfareños e invitados, desde primera hora con el almuerzo -la novedad fue la chistorrada en los soportales previa al chupinazo- hasta la noche, pasando por la tarde con las marionetas para las familias y el multitudinario desfile de carrozas. El concierto de Celtas Cortas era el punto de entrada a la primera noche de fiestas.