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La alcaldesa de Agoncillo, Encarna Fuertes, anunció en su campaña electoral un proyecto singular, casi sacado de la manga, por lo desconocido de la infraestructura: recuperar el túnel peatonal bajo la N-232 en Recajo. El pasado mes de mayo el Ayuntamiento de Agoncillo ... adquirió las antiguas instalaciones de Campsa en Recajo, que albergaron seis grandes depósitos de almacenamiento, otros seis medios y tres pequeños que abastecían de combustible a toda la región. Hoy todo aquello está desmantelado, en ruina y no queda ni una gota de gasolina.
A mediados del siglo XX el núcleo de población de Agoncillo, conocido por albergar el acuartelamiento del Ejército Héroes del Revellín y también el aeropuerto Logroño-Agoncillo, contaba, además de con el aeródromo militar y con la instalación petrolífera, con una granja avícola, una champiñonera y una tejería. Esa actividad económica habilitó un apeadero en la vía ferroviaria. Entonces allí residían muchas familias de militares en unas casas hoy abandonadas.
Hasta finales de los 70 no se construyó la AP-68, que también pasa por la localidad, así que la única vía de transporte por carretera fue la N-232. Dentro de esas mismas instalaciones, que actualmente permanecen cerradas y en ruina, se encuentra un túnel peatonal que comunica un lado y otro de la carretera, seguramente para la seguridad de los empleados, pues al otro lado, junto al cuartel, quedan los restos de lo que parece que fue una gasolinera. Es de suponer que, cuando se construyó el paso subterráneo, a mediados del siglo XX, el tráfico de la vía no era tan denso como ahora, si bien la población de Recajo se ha mantenido por encima del centenar de censados gracias a la construcción de nuevas urbanizaciones posteriores.
La historia de Recajo está estrechamente ligada al cuartel militar. El Ayuntamiento de Agoncillo cedió unos terrenos al Estado para habilitar allí un aeródromo y, entre 1924 y 1928, se formó el pueblo. El traslado de militares hasta allí propició la construcción de viviendas y la residencia, llegando a contar con escuela e iglesia propias. En los años 70 la localidad entró en declive, perdió población y muchos edificios fueron abandonados.
«El Ayuntamiento no disponía de terrenos propios para poder ofrecer servicios públicos a los vecinos de Recajo, a pesar de que pagan los mismos impuestos», advirtió semanas atrás Encarna Fuertes. «Nos preocupa la calidad de vida en Recajo y por eso el Consistorio ha comprado las antiguas instalaciones de Campsa», anuncia Fuertes. La idea, además de limpiar el solar para mejorar el aspecto general de la localidad, es, a continuación, habilitar allí una zona pública de esparcimiento.
«Trasladaremos la parada del autobús metropolitano, dirección Agoncillo, y los contenedores de basura a una nueva zona urbanizada», describe Fuertes. Y lo más singular, se recuperará el paso subterráneo bajo la N-232. El túnel lleva décadas en desuso y sus accesos están semisepultados por la vegetación, dentro de las amuralladas instalaciones. «Limpiaremos el paso para el cruce seguro de la 232 y poder acceder así a la parada del metropolitano, dirección Logroño», expone la alcaldesa de Agoncillo, añadiendo que el resto de la finca será urbanizada con el fin de poder construir viviendas.
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