Los activos mayores de San Vicente

Concretamente son tres los programas que se están impartiendo. El primero se centra en el teléfono móvil, una herramienta útil que en pequeñas localidades se convierte en imprescindible. Como explica San Miguel, «la vida está cambiando mucho y de forma muy rápida, y la persona que no maneja el teléfono móvil se va quedando atrás. Ahora mismo, en San Vicente, están teniendo muchos problemas porque los bancos les están obligando a manejar su aplicación», explicaba.

Así que se les enseña a manejar aplicaciones de forma básica, «pero que puedan defenderse», apuntaba el terapeuta, «y que puedan participar de la vida, que puedan estar comunicados con sus hijos, bien por llamadas, whatsapp, etc». Son talleres grupales, formados por hasta quince alumnos que se imparten a diario, en sesiones de mañana y tarde.

Otro de los cursos de formación y que está teniendo mucho éxito es el de gerontogimnasia, de actividad física orientada a mejorar las destrezas y habilidades físicas, «enfocado en mejorar la movilidad, la fuerza, la flexibilidad, etc».

Y, por último, hay un taller de estimulación cognitiva, en el que se realizan numerosas actividades dirigidas a mejorar las capacidades mentales, a través de ejercicios de atención, de memoria, planificación, orientación, etc.

El terapeuta y formador añadió que si él ve que «hay alguna persona que necesita algo más, le dedico unas sesiones individuales».

Estas actividades se enmarcan en un programa subvencionado por el Gobierno de La Rioja y por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social y cofinanciado por el Fondo Social Europeo (con cargo al Programa Operativo Regional de la Comunidad Autónoma de La Rioja).

Los talleres cuentan ya con medio centenar de asistentes, pero los interesados aún pueden inscribirse en el Ayuntamiento sonserrano. También pueden pasarse directamente por el edificio rehabilitado del antiguo matadero, donde se desarrollan las actividades, e Iván San Miguel explica exactamente qué se hace en cada uno. Se trata, en definitiva, de pasar un rato ameno, al mismo tiempo que se trabaja en las aptitudes que se van relajando una vez finaliza la vida laboral. En ocasiones, llega a ser más accesible este tipo de enseñanza en los pueblos que en las ciudades, ya que hay más facilidades de acceso en una localidad pequeña que en una ciudad,

«Además el boca a boca aquí funciona muy bien. Sé que están contentos porque se ha apuntado muchísima gente. No solo de San Vicente. Hay algunos, incluso, que viven en Vitoria, pero vienen a pasar el fin de semana desde el jueves o el viernes y acuden también a los talleres», cuenta Iván.