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CRISTINA VALDERRAMA
Jueves, 24 de noviembre 2016, 00:06
Despoblación residencial y comercial son algunas de las evidencias que han confirmado los estudios encargados por el Ayuntamiento de Haro para la regeneración del casco histórico. En una primera fase se han realizado dos proyectos, uno urbanístico y otro socioeconómico, y ayer sus redactores mostraron el diagnóstico al público que se acercó al palacio de Bendaña.
Hace sesenta años, de una población de 8.000 habitantes, 5.000 habitantes residían en el considerado como casco histórico. Hoy en día, las cifras son totalmente diferentes ya que según revela el estudio socioeconómico, sólo el 17% de los jarreros tienen su vivienda en el casco antiguo.
De esos 1.975 habitantes, el 50% son de etnia gitana y el 80% son gente sin estudios o los que tienen son primarios. Las sociólogas Elda Solloso y Ester Zaragoza ofrecieron datos que desmienten la sensación de que la población está envejecida. «El porcentaje de mayores de 65 años y menores de 15 años es similar al resto de la ciudad», concluyeron.
En su estudio advirtieron que en algunas zonas como Linares Rivas, la trasera de las Cuevas o San Bernardo existe «una bolsa de marginalidad y una población vulnerable» lo que hace que «se creen puertas invisibles y la gente no pase por ahí».
Las sociólogas realizaron entrevistas a cuarenta personas a pie de calle y se reunieron con técnicos del Ayuntamiento, responsables de Servicios Sociales, comerciantes y asociaciones. Una opinión generalizada era el «desaprovechamiento del turismo enológico». Conectividad con el barrio de la Estación o más aparcamientos fueron algunas de las necesidades que surgieron. Y también se habló de la oferta hostelera de las bodegas en contraposición a la del centro de Haro.
Actividades de dinamización que generen flujo más constante de gente fueron algunas de las soluciones planteadas en una zona que ha perdido diversidad comercial y se centra en hostelería.
En cuanto al estudio urbanístico, Borja López, Iván Suárez y Guillermo Arce constataron que existen alrededor de 2.000 viviendas en las calles del casco histórico repartidas en 636 edificios. En esa zona, además, habría que sumar 132 solares que están vacíos y que suponen el 26% de la superficie de las parcelas.
En la 'foto fija' que se extrae del proyecto urbanístico señalan la existencia de cables conectando los edificios o solares con vallas que afean las calles estrechas que responden a un trazado medieval. El escaso aparcamiento para los residentes también es un problema en el casco histórico.
En alguna zonas concretas, «el abandono de la actividad comercial ha hecho que se quede degradado y abandonado». Muchos edificios de particulares necesitan una intervención antes de que el deterioro sea mayor. Alrededor de 160 millones de euros puede costar el arreglo de todas las viviendas de particulares.
El Plan de regeneración del casco histórico se ha planteado como un proyecto a largo plazo. «El Ayuntamiento de Haro tiene que hacer una planificación a veinte o treinta años y comenzar con lo más prioritario», señalaron los arquitectos.
Los dos proyectos, tanto el urbanístico como el socioeconómico, aportan datos reales para continuar trabajando. La delimitación de 'Casco Antiguo' con sus incentivos fiscales y administrativos es una de las propuestas así como la aportación de los vecinos y particulares.
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