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Pablo José Pérez
Miércoles, 5 de octubre 2016, 09:03
El alcázar de Nájera vuelve a mostrar problemas en su estructura, a pesar de que, por fin, se ha encarrilado un programa de mantenimiento de desbroce de malas hierbas, que han afeado desde siempre los alrededores de este resto histórico.
Los problemas afectan ahora a ... las dos obras ejecutadas en los últimos años. Por un lado, en la zona 'recreada' de la edificación, encargada y financiada por el Gobierno de La Rioja, se ha abierto una grieta importante en un torreón y una de las piedras ha caído al suelo. El lugar es la zona que se hormigonó para soterrar una canalización de aguas pluviales desde la zona superior del complejo, que era lo que hasta ese momento estaba dañando los restos arqueológicos. Esa obra la realizó la empresa Construcciones y Restauraciones Rafael Vega, por un importe de 300.000 euros y por encargo de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte a través del Servicio de Conservación del Patrimonio Histórico Artístico. Se llevó a cabo entre los años 2009 y 2010.
El otro lugar que muestra un notable deterioro es la esquina de la primera terraza, al otro lado de donde se encontraba la ermita del viejo cementerio, supuestamente parte de la muralla que protegía el recinto palaciego, que ya se derrumbó durante las obras de consolidación de las terrazas del alcázar y de las Eras y que fue reconstruido. Esa obra la ejecutó Proviser, empresa najerina, gracias a la financiación de fondos europeos gestionados por el Centro de Información y Promoción del Medio Rural. Proviser recibió el encargo de recuperar esos espacios con un coste total de 100.000 euros. Durante los trabajos se encontraron con numerosas dificultades, ya que fue un año muy lluvioso y de nieves que obligaron a paralizar en varias ocasiones las obras, además de encontrar unos suelos muy poso consolidados que ocasionaban desplomes de los taludes.
Junto a esos daños en las estructuras, algunos desaprensivos han realizado, una vez más, pintadas incluso en las piedras de sillería del conjunto y el lugar aparece sucio, con botes de refrescos vacíos y restos vegetales y orgánicos que los propietarios de los perros no retiran, como es su obligación.
Lo que sí está funcionando es el servicio de retirada de hierbas, ya que vecinos y visitantes se quejaban del mal aspecto que daba el yacimiento arqueológico con matorrales que llegaban a cubrir las ruinas. De esa tarea de limpieza se encarga ahora la Brigada de Obras, aunque vecinos de la zona han expresado su deseo de que se limpien las escaleras de cantos rodados que, en parte, también se encuentran tapadas por hierbas secas y basura.
La última novedad aparecida en el yacimiento es un agujero en el suelo, abierto espontáneamente en los últimos días, que podría ser un viejo pozo y que hoy será revisado por la Brigada de Obras.
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