J. ALBO
Martes, 20 de septiembre 2016, 00:58
Jerónimo Hermosilla Aransay fue santo y seña de la última jornada de las fiestas, cuyo final, al borde mismo del otoño, devuelve a Santo Domingo de la Calzada hoy a la rutina.
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Los elegantes gaiteros de la ciudad -Enrique (padre e hijo) y David Cerezo- ... repartían por las calles música festiva en los prolegómenos de la ofrenda al monumento erigido muy cerca de la desaparecida casa en la que un 30 de septiembre de 1800 vino al mundo un bebé al que llamaron Jerónimo. La priora de la Cofradía de San Jerónimo Hermosilla, Purificación Larrea, y el alcalde, Agustín García Metola, se encargaron de colocar la corona de laurel y, una vez, cantado el himno al Santo, todos -autoridades, cofrades, gaiteros, danzadores y Banda Municipal de Música-, se fueron hacia la catedral para asistir a la eucaristía oficiada por el obispo Carlos Escribano.
Tras la procesión, el titular de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño fue nombrado 'Prior honorario' de la Cofradía de San Jerónimo Hermosilla, que, igualmente, designó 'hermano honorario' al Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad (CGTAD) de Valencia, ubicado en el antiguo convento de Santo Domingo, donde Hermosilla tomó el hábito. De ahí la presencia ayer, junto a la cofradía, de dos coroneles y un suboficial mayor.
Un parque infantil; una exhibición de trial en la plaza de toros; el reparto de chorizo, pan y vino por la peña El Salero y un recital de jotas completaron el programa. Hoy llega un martes con sabor a lunes.
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