Día para pequeños sanjuaneros

La jornada comenzó a las doce con el pasacalles desde la plaza de España. Encabezados por la cuba de fiestas, que transportaron los propios niños, recorrieron la calle Mayor, el puente de Piedra y el paseo de San Julián, en cuyo quiosco se situó la cuba y la chiquibanda.

Con los primeros acordes se apreció que la fiesta había sido pensada para los más pequeños. Un ritmo más pausado en las canciones permitía evitar tropiezos y empujones y eso animó no solo a los chiquillos, sino también a los más mayores a dar unas vueltas al quiosco.

Tras ellas, los chiquiguerreros accedieron al vecino recinto donde había cubas con agua, fuente y barreños para que se 'calaran' hasta el aburrimiento, algo que no dudaron en hacer incluso con los peñistas que les cuidaban. Mientras, en el aparcamiento se fue preparando una impresionante paella, que puso término a la jornada de la mañana.