Las 19 'doncellas', con la priora de la Cofradía del Santo, Montserrat Mendi.

Cuenta atrás hacia las fiestas del Santo

El reparto del 'pan del Santo', las 'vueltas' y el pregón centraron el último escalón previo al cohete, el día 10

Javier Albo

Lunes, 2 de mayo 2016, 01:20

Una llamada al timbre, seguida de la frase más pronunciada ayer en Santo Domingo de la Calzada: «¡El Pan del Santo!». Respuesta al otro lado del portero automático: «No, aquí no vive nadie llamado así». Lo contaba, divertida, una de las 19 doncellas a las ... que la tradición hizo meter horas extra en plena fiesta del trabajo, llevando aquí y allá los molletes dorados que cada 1 de mayo evocan la caridad ejercida por el patrón y fundador de la ciudad. El objetivo -difícil por cierto-, es que lleguen a todos los vecinos, pero lo cierto es que en muchos portales no contestó nadie. «Luego dirán que no hemos pasado», indicaba uno de los cofrades, un tanto sorprendido por tan baja respuesta a los timbrazos.

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Molletes había para dar y tomar, aunque al final nunca sobren: unos 7.100 encargó la Cofradía del Santo a Pancalsa con la característica imagen del Santo grabada en ellos, aunque sabido es que muchos hacen acopio, porque la demanda de familiares repartidos por toda España es grande. Además, también se distribuyen entre los municipios de Cirueña, Ciriñuela, Manzanares de Rioja, Morales, Corporales, Gallinero de Rioja y Viloria de Rioja.

Los molletes, sin apenas levadura, están bendecidos. Muchos les confieren ciertas propiedades protectoras y se guardan de un año para otro en algún rincón preferente de cada casa, aunque también hay quien se los termina comiendo.

Su reparto es el último escalón en el camino que la ciudad emprendió el 25 de abril hacia las fiestas del Santo, que lanzarán el cohete el 10 de mayo. De hecho, cada 1 de mayo llega a Santo Domingo de la Calzada cargado de actos: ayer, también, comenzaron la Novena del Santo, y las 'vueltas del Santo', que Pedro Vitoria, acompañado de cofrades, dará al amanecer y atardecer haciendo redoblar un tambor para evocar aquellos paseos que Domingo García hacía valiéndose del ruido para atraer hacia sí a los peregrinos extraviados en el antaño frondoso bosque.

El broche a tan apretada jornada lo puso el pregón de fiestas a cargo de Francisco Formoso, que reunió en el Teatro Avenida a unas 600 personas. El acto incluyó la actuación de la banda municipal de música y de Jordi y Sara, hijo y nuera del pregonero.

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