M. FÉLEZ
Miércoles, 30 de septiembre 2015, 01:09
Desde bien temprano se veía que en Rincón de Soto ayer era un día grande. Todos con las mejores galas acudían ayer hasta la iglesia que lleva el nombre del patrón del municipio que luego fue sacado en procesión por las calles del municipio, que ... esta vez sí, se llenó de jotas, dulzainas y folklore riojano. José Ignacio Ceniceros, jefe del ejecutivo riojano, hacía presencia en los actos de uno de los días grandes de la localidad y acompañaba a la corporación municipal en un recorrido en el que se paró hasta tres veces para que los rinconeros agasajasen a su patrón con sus voces y danzas.
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Después se llevó a cabo la comida de hermandad que tradicionalmente celebran los integrantes de la asociación 'Toro de San Miguel' y que fue la antesala perfecta para la fiesta que llegó a partir de las cinco y media de la tarde.
Fue en ese momento cuando las calles de Rincón de Soto se llenaron de cientos de personas sin otro propósito que disfrutar de una de las fiestas más arraigadas en el municipio. Un encierro de más de dos horas en el que salieron hasta 23 astados a la vez supuso el disfrute no sólo de los rinconeros sino también de calagurritanos, alfareños, aldeanos, villarejos y vecinos de comunidades vecinas como Aragón y Navarra.
Fue pasadas las siete y media de la tarde cuando atado por los cuernos apareció el toro de San Miguel para que los integrantes de la asociación le pusiesen el mantón y el collarón con cascabeles y así continuar la tradición.
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