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DIEGO MARÍN ABEYTUA
Sábado, 30 de mayo 2015, 10:08
El agua de Villamediana no parecía potable el viernes, pero los habitantes de la localidad se han levantado el sábado con un poco más de claridad que en los días previos. La claridad de un agua que, sin ser cristalina ya no se ve tan ... turbia. Del grifo brotaba hasta este viernes un líquido sucio y de aspecto desagradable y desde el pasado jueves los vecinos se veían obligados a comprar agua embotellada o llenar botellas y garrafas en las fuentes.
Una de las más frecuentadas es la de la carretera de Alberite. Luciano, vecino de Villamediana, narraba ayer que «llevamos tres días sin agua y ahora sale 'café con leche'. No es potable y huele mal, es más lodo que agua». Juan llenó una garrafa de 5 litros «porque no se puede utilizar la de casa, sale marrón y no se puede ni cocinar».
Acuaes está ejecutando una obra de mejora del abastecimiento de agua para diversos municipios del Bajo Iregua. «La conexión a la red existente ha dado problemas y se ha alargado la maniobra más tiempo del esperado, lo que ha ocasionado que se vaciaran los depósitos municipales de Villamediana y Alberite y estuvieran unas horas sin agua», explica la empresa dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, que justifica la turbidez del agua porque, «en un intento de acelerar la llegada de agua a los municipios, se metió agua provisionalmente de la nueva red, originando los problemas, que ya están en fase de resolución».
La situación, no obstante, estaba previsto que se normalizara este mismo fin de semana, como así parece que está ocurriendo. También hubo cortes de agua que afectaron, incluso, a Alberite, sobre todo al barrio alto y al polígono industrial. El todavía alcalde del municipio, Juan Pablo Sicilia, reconocía ayer que «hemos notado algo por la noche, pero los cortes son necesarios, esto forma parte de un proceso». En Alberite los vecinos también han acudido a comprar agua y a recogerla de las fuentes. «Puede que ahora arrastre algo de suciedad, pero será durante poco tiempo, hasta que se limpie», defiende Sicilia, porque, entiende, «es una obra de mucha envergadura».
En Villamediana, en cambio, no son tan comprensivos. Rubén, otro vecino, afirmaba que «ni sé lo que sucede, pero en lugar de agua sale barro y no han informado». Él recogió ocho litros de agua en un solo viaje, explicó que «esto nos vale para un solo día, y justo» y reconoció que «tuve que bajarme a Logroño a ducharme a casa de mi novia». Celeste, en la plaza Cándido Sarramián, pidió que «se solucione esto cuanto antes» y, junto a ella, María explicaba que «en el autobús venían todas criticando que no se puede bañar a los niños con este agua».
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