La perrita, con su nueva familia de acogida en el Espolón calceatense, tras serle entregada por la asociación protectora de animales. :: albo

El traumático secreto de 'Lola'

La Policía Local recogió el pasado martes a una perra que deambulaba con una bolsa de plástico encajada en su cabeza

J. ALBO

Domingo, 10 de mayo 2015, 12:57

Lola es el nuevo nombre de una perrita chihuahua -mezclada con alguna otra raza-, que la Policía Local recogió en la noche del martes cuando deambulaba por el cruce de la Avenida de Haro con la carretera de Bañares. Hasta ahí, la historia no tendría ... nada fuera de especial: otro animal más abandonado, tristemente, jugándose la vida sin saberlo en el filo de una carretera. El relato, no obstante, adquiere otro matiz, indefinible, al explicar que llevaba la cabeza metida en una bolsa, tan encajada en ella que parece descartado por completo que fuera el can solo el que llegara a tal situación y abre otras hipótesis de índole maquiavélica e inhumana: desde alguna broma de pésimo gusto hasta que alguien quisiera acabar con su vida de esta forma, y que el animal se escapara.

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Quién sabe. Lola no puede hablar pero sus ojos, enmarcados en una carita de pena, son tremendamente expresivos. Horas después del lance, fuera ya de todo peligro y en buenas manos, continuaba muy asustada y temblaba constantemente. Cuando cerca de la medianoche la encontraron los agentes, alertados por dos ciudadanos que se apiadaron de la situación del animal y que habían conseguido ponerle un lazo, era un manojo de nervios. Su pequeña cabeza estaba completamente metida en una bolsa de tortilla de patata precocinada. La tenía «superencajada, muy prieta», relató uno de los policías que intervinieron, que tuvo que utilizar guantes anti-corte para extraerle el plástico. «Hubiera terminado muriendo», aseguró. El animal, falto de respiración, estaba bañado en sudor y fue trasladado a dependencias policiales, de donde a primera hora de la mañana fue recogido por la Asociación Protectora de Animales Calceatense.

Lola, al menos, tuvo suerte, porque a través de un anuncio puesto por la Protectora en Facebook, encontró rápidamente una familia de acogida y ya se recupera, en Logroño, del susto y las secuelas leves que le dejó una experiencia que guarda, por fuerza, como un secreto.

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