
CRISTINA VALDERRAMA
Domingo, 10 de mayo 2015, 22:45
Hacía muchos años que los Picaos no variaban el recorrido tradicional del Calvario. En pocas ocasiones la procesión se ha celebrado alrededor de la iglesia ya que si llueve, se celebra dentro, y si hace bueno, se recorre todo el pueblo. Pero ayer, en la Invención de la Cruz, el caer continuo de gotas de lluvia hizo que decidieran quedarse dentro de la fortaleza y realizar el mismo recorrido que se hacía en el siglo XV, según recogen los estatutos de la Cofradía de la Vera Cruz.
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A las seis de la tarde salían de la iglesia de Santa María la Mayor y al empezar ya había siete Picaos. Luego, durante el recorrido, se sumarían otros dos más. El primero comenzó su acto de penitencia en una de las primeras estaciones. Entre los muros los golpes sonaban más secos. Y también el silencio era más intenso que en otras ocasiones.
El público se fue acercando hasta los alrededores de la iglesia y alguno optó por subir a lo alto de los muros para ver la procesión desde arriba. Unos disciplinantes iban hacia la Cruz, otros hacia la Virgen. Cerca de mil golpes para flagelar su espalda. Y, después, el práctico, ayer había dos, les 'picó' la espalda con una bola de cera con cristales.
Cumplida su penitencia, volvieron a la sede de la cofradía para curar sus heridas con agua de romero. En menos de una hora, la Virgen regresaba a la iglesia y finalizaba el recorrido. Habrá que esperar a septiembre para ver de nuevo a los Picaos.
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