Vista del edificio cuyo tejado se hundió en la noche del martes, en la calle Isidoro Salas.

Santo Domingo gotea ruina

El hundimiento de la cubierta de un edificio vuelve a evidenciar el mal estado que presenta parte de la zona histórica

Javier Albo

Miércoles, 8 de abril 2015, 21:38

«Oímos un fuerte estruendo y temblaron las paredes. Nos asustamos», relataba un vecino de la calle Isidoro Salas, cercano al inmueble cuyo tejado se hundió en torno a las 21.30 horas del martes,el 1 de marzo, sin que se registraran daños personales. ... De hecho, aunque junto al edificio se veían al día siguiente cascotes, algunas fuentes los atribuían a las labores realizadas por los bomberos del Ceis para, precisamente, evitar desprendimientos que pusieran en riesgo la seguridad de los viandantes. Además, el edificio afectado no estaba habitado, ya que no es una vivienda sino el viejo pabellón que desde el año 1919 y hasta comienzos de la década de los 60 albergó la sociedad 'La Riojana', en cuyo salón se organizaban periódicamente bailes para la juventud.

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La noticia sobre el hundimiento del tejado se propagó rápidamente por toda la ciudad y sirvió de base para que muchos vecinos lamentaran, una vez más, el estado en que se encuentra parte del casco antiguo de Santo Domingo de la Calzada, que en 1973 fue declarado 'Conjunto de interés histórico artístico' y en el 2007 'Área de rehabilitación de centro histórico', con los objetivos, de cuando menos dudosa consecución por ahora, del «mantenimiento, recuperación y revitalización» de esta zona.

«Luego quieres hacer cualquier cosa y te ponen mil pegas y que hagas un montón de trámites», se quejaba un comerciante de la zona. «El casco viejo está fatal; no pasan más cosas no sé por qué», indicaba una mujer, que pidió al Ayuntamiento que revise todos los elementos que dan a la vía pública «para que no haya que lamentar algún día una desgracia».

El alcalde, Javier Azpeitia, indicó que se está en la recta final del proceso para el derribo de dos de los edificios contiguos al que se hundió el martes, bien por parte de la propiedad en el caso del número 32, o subsidiariamente por el Ayuntamiento, en el 34.

Es lo que la propiedad del primero citado -según fuentes de la misma- lleva queriendo hacer desde hace un año para evitar que se caiga y pueda suceder algo, sin que la Administración le dé luz verde aún. La ruina va a veces más rápida que la burocracia... Es más, no entienden que en la declaración de ruina no se incluyera también a los números 36 -el que se hundió el martes- y al 38, algo que, al parecer, entraba en los planes iniciales del Ayuntamiento. Curiosamente, los declarados en ruina inminente siguen en pie, quizá no por mucho tiempo.

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