Diversión a prueba de mareos

Muchos eran niños y jóvenes, deseosos del reencuentro con los cabezudos, a los que no veían desde el mes de septiembre. Y, como no cabía esperar, la cita no se saldó con abrazos ni apretones de mano -salvo algunas confraternizadoras excepciones con los más pequeños, que tampoco hay que dar tanto miedo-, porque el único contacto que mantuvieron fue el del zurriaga con la tela y, más doloroso aún, con la mucha carne que las altas temperaturas hicieron que quedara expuesta a un riesgo que, en la mayoría de los casos, los cabezudos demostraron que era más que eso....

Así, a la carrera y entre sobresaltos, transcurrió el primer pasacalles de los gigantes y cabezudos, amenizado con la música de la charanga Combo Express, que hizo un alto en la plaza del Conde de Torremúzquiz para dar las primeras 'vueltas' festivas alrededor del quiosco, en las que también participaron los esforzados gigantes. A los sones de una música esperada -esa cuya letra reza 'Ay mamá cuanto me quiere mi novio, ay mamá cuánto me ha de querer...'- los ezcarayenses empezaron ayer a girar en círculo, y, con otros ritmos, igualmente festivos, metieron primera marcha, segunda... y así hasta quinta, para, a velocidad de crucero, no ponerle a las ganas de diversión el freno de mano hasta la noche del martes, cuando se entierre la cuba. Pero esa, de momento, es una historia muy lejana.