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Javier Albo
Jueves, 15 de mayo 2014, 01:10
Decir que los calceatenses dedicaron la penúltima jornada de sus fiestas a comer sería decir mucho, pero por ahí anduvo la cosa. Al menos, si algo no le faltó al programa de ayer fue sabor, puesto que, principalmente, giró en torno a la paella y ... al champiñón, ambos en un plural tan extenso como los cientos de raciones que los vecinos se metieron entre pecho y espalda, ya fuera de fabricación propia o por cuenta ajena.
12.30.
Misa en honor a San Isidro, seguida de procesión.
12.30.
DJs infantil, con la animadora Iratxe.
13.30.
Degustación gratuita de pastas, por Afammer, en las Bolas.
17.
'Grand Prix'. Plaza de toros.
19.30.
Reparto de rosquillas y moscatel. Espolón.
20.30.
V Torneo de Pelota IX Centenario. Entrada libre.
21.
Entierro de la cuba por la peña El Salero.
22.
Traca final de fiestas, junto al centro de salud.
El caso es que, a eso de la hora de comer, la ciudad parecía 'fantasma', la antítesis de una localidad en fiestas: no se veía a casi nadie por las calles. Normal, cientos de integrantes del padrón municipal estaban en el polígono San Lazaro, donde la parcela municipal situada junto al 'Punto limpio' hizo valer, más que nunca, su carácter de polivalente.
Allí se jugaba al frontón, había hinchables, bailes con animadora, música de la charanga y un montón de pequeñas hogueras, en torno a las cuales las ochenta y ocho c uadrillas inscritas al concurso organizado por el Ayuntamiento intentaban niquelar una buena paella. Y si fallaba, estaba la del Ayuntamiento, que, a través de la empresa 'Imagínate' preparó del orden de un millar de raciones, para que nadie se quedara con las ganas. Solo faltó abrir las puertas de la plaza de toros para una jornada completa...
El alcalde, Javier Azpeitia, andaba por allí, controlando, y alguien le hizo una foto con el cucharón en la mano, al lado de una de las tres grandes paelleras en las que se preparó el condumio. Eso no cuela, venía a decir su mujer por detrás.
A la hora convenida, un cohete -esto es España- anunció el inicio del reparto y la larga fila fue consumiéndose a base de un cuenco de arroz por persona. «Luego se puede repetir», se escuchaba decir a quienes demandaban más.
La campa respiraba un gran ambiente festivo, gracias al capote que echó la meteorología, con un sol de más de pesado bajo el cual, tener una sombrilla era más una necesidad que un privilegio. La charanga 'Gallitos Band' amenizó el cotarro, incluso cuando la paella y las copas, unidos al cansancio provocado por el ajetreo de las fiestas, fabricaron unas modorras inmisericordes.
Más tarde, la fiesta se trasladó a la plaza de la Alameda, donde como es costumbre la peña El Salero repart ió unos 250 kilos de champiñón y mucho vino. Por segundo año consecutivo, a un euro, que los recortes en las ayudas también han llegado a la entidad que preside Julio Villar. Ello no fue óbice para que cientos de personas acudieran a por su ración. Así, a dos carrillos, las fiestas entran hoy en su recta final, día en el que Santo Domingo cede el protagonismo a San Isidro.
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