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mauricio-josé schwarz
Viernes, 4 de febrero 2022, 23:47
La ciencia, como toda actividad humana, está sujeta a coincidencias, casualidades y fenómenos aleatorios que pueden generar conocimientos, descubrir aspectos de la realidad o unir a personas que consiguen logros importantes para todos. Y una coincidencia (o quizás no) reunió a tres mujeres alrededor de un proyecto para conocer mejor a tres de los animales que son nuestros más cercanos parientes genéticos: chimpancés, gorilas y orangutanes.
Todo comenzó con los paleoantropólogos Louis y Mary Leakey, que además de su trabajo explorando los orígenes humanos, tenían otros intereses, como el estudio del comportamiento de los grandes primates. A partir de 1958, Louis Leakey encontró, en una asombrosa coincidencia, a tres personas no solo interesadas en tres primates distintos, sino con una pasión tan intensa respecto de su estudio que tenían absoluta disposición a dejarlo todo e ir a vivir en los hábitats de sus sujetos de estudio. Y en los tres casos sus asociadas de investigación fueron mujeres, conocidas por él como las 'Trimates', juego de palabras entre primates y la idea de tres compañeras o 'mates', que es amigo o colega en inglés británico. Por influencia de la serie de televisión 'Los ángeles de Charlie', también se les llamó 'Los ángeles de Leakey'.
Nacida en Londres en 1934 e interesada en los animales y en África, le escribió a Louis Leakey, quien la contrató como secretaria para enviarla después, en 1958, a estudiar comportamiento y anatomía de los primates con los principales expertos. Una vez convencido de la capacidad de la joven estudiosa, consiguió fondos para que emprendiera sus primeras investigaciones en 1960 en el Parque Nacional Gombe Stream, en Tanzania. Después, en 1962, Goodall entró a estudiar su doctorado en Cambridge sin haber siquiera obtenido antes una licenciatura y sin dejar sus trabajos de observación, y se graduó en 1966 con una tesis sobre sus primeros cinco años de trabajo en Gombe.
Sus estudios se centraron en la comunidad de chimpancés llamada Kasakela. Nadie antes había estudiado el comportamiento de estos primates en libertad, rama de la biología llamada etología. Y sus descubrimientos fluyeron rápidamente: los chimpancés no solo tenían personalidades definidas, sino que eran capaces de utilizar herramientas (lo que entonces se creía era una característica humana), que no eran vegetarianos sino que incluso cazaban a otros monos, los colobos. Y descubrió un lado oscuro de estos primates, capaces de matar para mantener su estatus en la tropa, de canibalismo e, incluso, de guerrear contra otros grupos de su misma especie.
Con treinta años de observación de los chimpancés, desde 1977 Goodall ha fundado diversas instituciones y obtenido numerosos reconocimientos a una aportación científica fundamental, aunque en los últimos años se ha dedicado más al activismo vegetariano y animalista, y a cierto misticismo religioso.
En 1963, una terapeuta ocupacional de 31 años originaria de San Francisco decidió emprender una aventura africana donde se interesó enormemente por el comportamiento de los gorilas. Tres años después, Louis Leakey le sugeriría que se dedicara a esa labor, consiguiendo él los fondos. Tras estudiar intensivamente el swahili y el comportamiento de los primates, Dian Fossey llegó en 1967 a las montañas de Virunga, primero en el Congo y luego en Ruanda debido a los problemas políticos de la zona.
Consiguió ser aceptada como observadora por los gorilas imitando sus acciones y aplicando sus conocimientos como terapeuta ocupacional con niños autistas. A partir de ahí empezó a publicar datos novedosos, como la forma en que con los años algunas hembras se mueven de un grupo a otro a la muerte de los machos, sus jerarquías, las relaciones sociales entre grupos, los infanticidios y su dieta. Esto le permitiría en 1976 obtener un doctorado en Cambridge con una tesis sobre su comportamiento. En lugar de los gorilas feroces de la ficción, describió a gigantes amables, con fuertes relaciones familiares y crías juguetonas, como lo consignó en su libro 'Gorilas en la niebla'.
Fossey dedicó grandes esfuerzos a la conservación de los gorilas, incluso enfrentándose directamente a furtivos que los cazaban. La científica fue asesinada en 1985, un crimen jamás resuelto.
La última y menos conocida de las 'Trimates', y que no trabajó en África, nació en Alemania de padres refugiados lituanos en 1946 y se formó en Canadá estudiando Zoología y Antropología. Allí conoció a Louis Leakey, quien la convenció de emprender el estudio de los primates menos conocidos, los orangutanes, que habitan en la isla de Borneo, adonde llegó en 1971.
Desde entonces, ha desvelado al mundo su curiosa vida. Determinó que se alimentan sobre todo de frutas, que las madres pueden pasar hasta 7 u 8 años criando a sus pequeños antes de volver a preñarse. Cuatro de esos años los pasan los pequeños orangutanes aferrados al dorado pelaje de sus madres, quienes les transmiten datos importantes sobre el mundo botánico que los rodea, dónde encontrar comida o cómo construir los nidos en los que duermen. Descubrió que el vínculo entre madres e hijas es especialmente fuerte, que los machos viven generalmente en soledad salvo cuando desean aparearse, y que se comunican de manera diferente con otros machos y con las hembras.
Biruté Galdikas sigue a cargo del trabajo en su instituto, donde también ha mantenido una lucha por salvar a los orangutanes de la deforestación y los cambios humanos que los ponen en peligro.
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