Secciones
Servicios
Destacamos
La naturaleza es una constante repetición de patrones. Desde los dos lados del cuerpo humano, a las mitades de una mariquita, un nenúfar, una telaraña o un copo de nieve, la simetría está presente en casi todo lo que nos rodea, incluidas algunas estructuras diminutas, ... como las proteínas, el ARN o el virus de la Covid-19. Dejando a un lado su atractivo estético, ¿qué ventaja ofrece esta apariencia en forma de espejo?
El debate lleva años abierto. Los biólogos evolutivos generalmente lo han relacionado con el resultado de la selección natural, que favorece este tipo de patrones, pero «es una característica tan repetida que debía responder a algo más». Así lo afirma en un tuit Chico Camargo, profesor de informática en la Universidad de Exeter (Inglaterra) y coautor de un artículo publicado recientemente en la prestigiosa revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', que aporta una posible explicación a este enigma.
Los investigadores han encontrado la respuesta en el campo de la informática y esta tiene que ver con un principio llamado 'sesgo de simplicidad'. En computación, los algoritmos simétricos son mucho más fáciles de crear, más consistentes y agilizan la comunicación. Tras analizar miles de complejos de proteínas y estructuras de ARN y una red modelo de moléculas que controlan cómo se activan y desactivan los genes, han llegado a la conclusión de que la evolución actúa de forma similar. Es decir, los genes tienden a la simetría porque las instrucciones para producir patrones repetitivos son más fáciles de insertar en el código genético y, por lo tanto, es un recurso mucho más eficiente.
En una entrevista en el New York Times, Iain Johnston, otro de los autores del estudio e investigador de la Universidad de Bergen (Noruega), lo compara con decirle a alguien cómo colocar baldosas en el suelo: «es más fácil dar instrucciones para colocar filas repetidas de cuadrados idénticos que explicar cómo hacer un mosaico complejo».
El enfoque adoptado en esta investigación no implica que la selección natural no juegue ningún papel en la evolución, simplemente que no es el único factor condicionante. «La evolución tiene literalmente millones de formas para elegir y, sin embargo, las estructuras biológicas a menudo muestran simetría y simplicidad», explica Camargo al periódico estadounidense. Eso no significa que no haya muchos otros aspectos asimétricos, aunque no sea lo más habitual. Si así fuera, los cangrejos violinistas machos no tendrían una pinza más grande que otra, por ejemplo.
Aunque la investigación se ha centrado en estudiar el funcionamiento simétrico de estructuras microscópicas, como el ARN, los investigadores creen que esta lógica podría aplicarse a organismos más grandes y complejos. «Tendría mucho sentido si la naturaleza reutilizase el mismo mecanismo para producir todos pétalos del girasol en lugar utilizar un procedimiento diferente para cada pétalo», añade Johnston.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.