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España es el sexto país desarrollado donde más se redujo la esperanza de vida el año pasado a consecuencia de la pandemia, según un estudio que publica 'The BMJ'. La de los hombres cayó 1,35 años y se situó por debajo de los 80, ... mientras que la de las mujeres bajó 1,13 y quedó en torno a los 85,5. El país que registró un mayor descenso fue Rusia, con una pérdida de 2,33 años en los hombres y 2,15 en las mujeres, seguido de Estados Unidos, Bulgaria, Lituania, Chile y España.
Un equipo liderado por el epidemiólogo Nazrum Islam, de la Universidad de Oxford, ha analizado los datos de mortalidad de 37 países desarrollados y descubierto que el año pasado se perdieron en 31 de ellos 222 millones de años vida, 28 millones más que lo esperado. Excepto Taiwán, Nueva Zelanda, Dinamarca, Islandia, Noruega y Corea del Sur, los demás registraron un exceso de muertes según la tendencia histórica, y proporcionalmente más de hombres que de mujeres. «Las infecciones respiratorias agudas suelen tener un mayor impacto en los hombres que en las mujeres», indica Adrian Hugo Aginagalde Llorente, coordinador de Salud Pública de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao.
«España es uno de los países en los que durante 2020 el exceso de mortalidad fue mayor. Es algo que está relacionado con lo rápido que impactó aquí la pandemia en comparación con otros países y lo que creció en un corto periodo de tiempo», explica el experto. La población envejecida y el modelo residencial, añade, contribuyeron a un aumento de la mortalidad muy por encima de lo esperado. En nuestro país se registraron el año pasado un exceso de 161 muertes y de 1.900 años de vida perdidos por cada 100.000 habitantes. La mayor pérdida de años de vida –siempre por cada 100.000 habitantes– se dio en Rusia (7.020 entre los hombres y 4.760 entre las mujeres), Bulgaria (7.260 y 3.730), Lituania (5.430 y 2.740) y EE UU (4.350 y 2.430). El exceso de muertes entre los menores de 65 años fue relativamente bajo, excepto en esos mismos cuatro países.
Los autores resaltan cómo, a pesar de que España y EE UU registraron un exceso de muertes similar –161 y 160, respectivamente–, el de años perdidos fue muy superior en EE UU (3.400 frente a 1.900). Esto se explica por el gran impacto que la enfermedad ha tenido en EE UU entre la población de 15 a 54 años, el grupo de edad más castigado en ese país, mientras que en España lo es el menos, sólo por detrás de los niños.
El coordinador de Salud Pública de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao destaca que, en lo que respecta a exceso de años perdidos, España, que ocupa el undécimo lugar en el ránking, está rodeada de «países con estructuras demográficas muy similares: Bélgica, Croacia, Eslovenia, Eslovaquia, Chile, Reino Unido, Portugal... Lo que me extrañaría es que estuviéramos cerca de Noruega y Nueva Zelanda». Los dos últimos están entre los países que no registraron en 2020 más muertes que las esperadas. «Son islas epidemiológicas. Israel (el país con el más bajo exceso de muertes) tiene fronteras infranqueables; Taiwán, Islandia y Nueva Zelanda son islas; Dinamarca, Noruega y Corea del Sur funcionan como si lo fueran. Lo difícil es ser una isla epidemiológica cuando eres la conexión entre dos continentes, Latinoamérica y Europa».
Para Aginagalde Llorente, estos datos demuestran por qué países como España, muy conectados con otros, «tienen que reforzar sus estructuras de epidemiología y salud pública, e ir más allá que las superestructuras que existen en Taiwán y Corea del Sur, que tienen factores intrínsecos que les protegen. España tiene factores intrínsecos que la perjudican».
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