Secciones
Servicios
Destacamos
La expresión 'eres un neandertal' suele utilizarse para referirse a alguien tosco, poco inteligente y hasta primitivo. Esta imagen hace tiempo que ha sido desterrada por los especialistas en prehistoria. Nuestros primos evolutivos fabricaban herramientas, se vestían, enterraban a sus muertos, cuidaban a sus mayores ... y enfermos, controlaban el fuego e incluso realizaron pinturas. Los primeros grabados que se les atribuyen se remontan a hace 57.000 años y fueron encontrados en la cueva de Roche-Cotard, en Francia. Se sabe también que dejaron huella en nuestro ADN. Entre un 1,8% y un 2,6% de nuestro genoma es neandertal. Gracias a ellos tenemos un sistema inmune más resistente a algunas infecciones y estamos más protegidos frente al colesterol 'malo'. Por el contrario, nos hace más vulnerables al covid, a la artritis y a la esquizofrenia.
La última prueba de que eran más sofisticados de lo que se tiende a pensar es que utilizaban pegamento compuesto por varias sustancias para unir herramientas de piedra con un mango que les permitiría utilizarlas con mayor facilidad. El uso de adhesivos de este tipo se conocía ya entre los primeros humanos modernos -los homo sapiens-, que lo emplearon en África y «se consideran una de las primeras expresiones de los procesos cognitivos modernos. Lo que nuestro estudio muestra es que los primeros Homo sapiens en África y los neandertales en Europa tenían patrones de pensamiento similares», aseguran los autores del estudio, que se publica este miércoles en la revista 'Science Advances'.
El descubrimiento no ha venido por haber dado con sus herramientas en un nuevo yacimiento. Se ha tratado de una revisión de un material que llevaba años en los Museos Nacionales de Berlín. Los investigadores de esta institución junto a otros de las universidades de Nueva York y Tubinga (Alemania) reexaminaron piezas de piedra encontradas a principios del siglo XX en el yacimiento de Le Moustier, en el departamento de la Dordoña, al suroeste de Francia. Datadas entre hace 120.000 y 40.000 años, se encontraban en la colección del Museo de Prehistoria e Historia Temprana de Berlín y no habían sido estudiadas al detalle hasta ahora. Estaban envueltas individualmente e intactas desde los años 60, lo que permitió que «los restos adheridos de sustancias orgánicas se conservaran muy bien», recuerdan.
Este pegamento neandertal era una mezcla de ocre y betún. El primero es un pigmento utilizado para las pinturas desde hace miles de años; el segundo, un derivado del petróleo presente también de forma natural en el suelo. Cuando se encuentra en forma líquida, «no es muy adecuado para pegar», pero al añadirle ocre, «se forma una masa maleable» lo suficientemente pegajosa como para permanecer adherida a la piedra, pero no tanto como para que las manos se quedaran pegadas. En otras palabras, era una pasta ideal para añadir un mango.
Para comprobarlo, realizaron un análisis microscópicos de las huellas de desgaste de las piezas y corroboraron que se habían empleado de esta manera. «Las herramientas mostraron dos tipos de desgaste microscópico: uno es el típico pulimento en los bordes afilados que generalmente se produce al trabajar otros materiales. El otro es un esmalte brillante distribuido por toda la parte que se supone que se sostiene con la mano, pero no en otra parte, lo que interpretamos como el resultado de la abrasión del ocre debido al movimiento de la herramienta dentro de la empuñadura«, explican.
El prejuicio sobre los neandertales se remonta al momento en que se encontraron los primeros restos, en el siglo XIX. Por entonces se pensaba que la forma del cráneo revelaba las características cognitivas e incluso morales de los individuos. Efectivamente, el cráneo y todo el esqueleto de esta especie de homínido son más robustos que los nuestros. Tenían una mandíbula más potente, una nariz más alta y la frente retraída hacia atrás. En cuanto al resto del cuerpo, los varones no llegaban al 1,70 metros de altura, pero pesaban en torno a 85 kilos. Todo ellos hizo que las primeras ilustraciones les presentaran poco menos que como seres bestiales cubiertos de pelo. En realidad, «si nos lo encontráramos vestidos con un traje, solo pensaríamos que es un hombre un poco feo», asegura el experto holandés Wil Roebroeks.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.