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Un dinosaurio carnívoro corría hace 125 millones de años por la orilla de un lago y, de repente, giró hacia la izquierda. Iba a toda velocidad. No se sabe si detrás de una presa o intentando no serlo. En 1985, los paleontólogos Luis Miguel Agirrezabala, José Ángel Torres y Luis Ignacio Viera, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, descubrieron sus huellas en Igea (La Rioja). Ocho investigadores españoles –entre ellos, Viera– las han reexaminado ahora a la luz de la tecnología más avanzada y demostrado que corresponden a uno de los dinosaurios más veloces de los que hay noticia, un hallazgo que publica la revista 'Scientific Reports'. «Corría a casi 45 kilómetros por hora, más rápido de Usain Bolt», indica el paleontólogo Xabier Pereda Suberbiola, de la Universidad del País Vasco y uno de autores del trabajo.
Los investigadores –de las universidades de La Rioja, el País Vasco, Complutense de Madrid y Nacional de Río Negro, y del Centro de Investigación Paleontológica de La Rioja en Igea– han reexaminado para este estudio dos rastros conocidos como La Torre 6A y La Torre 6B. Están separados por unos 20 metros y son del mismo momento geológico, hace unos 125 millones de años. El primero consta de cinco huellas de las que antes de las nuevas excavaciones sólo se conocían dos; el segundo, de siete, tras haberse sumado dos. Todas las dejó un mismo tipo de dinosaurio bípedo, un terópodo carnívoro de mediano tamaño que en el primer conjunto corre a entre 23,4 y 37,1 kilómetros por hora y en el segundo, a entre 31,7 y 44,6.
¿Cuánta distancia recorren en cinco segundos desplazándose a su máxima velocidad?
«El de La Torre 6B no sólo era un animal muy rápido, sino que, además, el giro brusco a la izquierda que revelan las tres últimas huellas demuestra que era muy ágil», explica Pablo Navarro, investigador de la Universidad de La Rioja y autor principal del estudio. El dinosaurio más veloz conocido ronda los 49 kilómetros por hora. Era también un carnívoro bípedo. Vivió hace entre 200 y 175 millones de años, y su rastro se encuentra en lo que hoy es Utah (EE UU). Los animales que dejaron sus huellas en La Torre se sitúan inmediatamente después en el 'ranking' de los dinosaurios más veloces, entre los que no está el tiranosaurio. Por mucho que en 'Parque Jurásico' llegue a los 40 kilómetros por hora en la persecución del todoterreno, «ahora creemos que igual alcanzaba los 20», apunta Pereda Suberbiola.
En el Cretácico Inferior, esa parte de La Rioja estaba ocupada por lagos cuyas orillas de aguas someras eran «perfectas para que quedaran impresas las huellas de los dinosaurios», afirma el paleontólogo portugalujo Ignacio Díaz Martínez, experto en icnitas (huellas fosilizadas) y coautor del estudio. Hay censadas en la región más de 10.000 huellas de dinosaurios, «pero puede haber millones, aunque de animales corriendo sólo se conocen los dos rastros que hemos estudiado y otro par dejados por individuos al trote. El registro de animales corriendo es muy escaso en todo el mundo», advierte el investigador de la Universidad Nacional de Río Negro y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas argentino.
«Una de las grandes preguntas sobre los dinosaurios es cómo eran de rápidos y eso se puede responder a través del estudio de sus rastros», señala Díaz Martínez. El zoólogo Robert McNeill Alexander aplicó en 1976 una fórmula de biomecánica a los dinosaurios y comprobó que «muy pocos de los rastros corresponderían a animales que corrieran a más de 30 kilómetros por hora». La escasez de huellas a la carrera puede deberse simplemente a que un animal no se pasa el día corriendo. Sólo corre para cazar o para evitar que lo cacen, porque correr supone un gran gasto de energía.
Las huellas de los rastros riojanos son de tres dedos y más largas que anchas. El paso mide unos 2,5 metros. «Se suele decir que, multiplicando la longitud de la pisada por cuatro, tienes la altura de la cadera del animal y que, multiplicando por cuatro la altura de la cadera, tienes la distancia de la cabeza a la cola. Como las huellas de La Torre miden 30 centímetros, tenemos la cadera a 1,20 metros de altura y unos 5 metros de la cabeza y la cola», afirma Díaz Martínez. A través de la biomecánica y de la medida de los pasos, los investigadores han calculado la velocidad de los animales que dejaron las huellas, pero no pueden identificar la especie concreta.
«Todos los dinosaurios terópodos tienen un pie parecido. A no ser que la huella sea muy clara, es difícil precisar qué animal concreto la ha dejado», reconoce Navarro. Los autores aventuran, a partir de los fósiles conocidos en la península, que pudo ser 'Concavenator' o 'Baryonyx', dos animales de tamaño medio a grande sin la garra característica de sus parientes los raptores, pero aún así temibles. «Si ves un lobo y te impresiona, imagínate un dinosaurio carnívoro de casi dos metros de altura», dice Díaz Martínez.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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