Los chimpancés podrían aprender el uso de herramientas socialmente

La primatóloga Kathelijne Koops, de la Universidad de Zúrich, y sus colaboradores se plantearon comprobar si los chimpancés cascan nueces con piedras por aprendizaje social o si es algo que surge espontáneamente. Este comportamiento, uno de los más complejos entre estos grandes simios, se circunscribe en la naturaleza al África occidental, con la excepción de un grupo de individuos de la selva tropical de Ebo, en Camerún. «En cautiverio, no hay evidencia de que los chimpancés no culturizados (re)inventen el cascado de nueces por su cuenta», indican los autores en la revista 'Nature Human Behaviour'. Algunos experimentos con ejemplares en cautividad han demostrado que pueden empezar a usar herramientas sin que nadie les enseñe, pero en estos casos no ha podido descartarse que hayan adquirido esa habilidad tras ver a humanos hacer algo parecido.

Koops y sus colegas eligieron para su estudio, que se prolongó durante más de 330 días entre diciembre de 2007 y julio de 2011, la comunidad de chimpancés de Seringbara, en la reserva del monte de Nimba (Guinea). No había constancia de que anteriormente esos individuos cascaran nueces con piedras, aunque sí lo hacen sus vecinos de Boussou, a solo 6 kilómetros. Para comprobar si los chimpacés de Seringbara podían adquirir ese comportamiento independientemente, diseñaron el experimento en cuatro fases y lo realizaron en dos lugares de la selva vigilados por cámaras de vídeo.

En la primera fase, dejaron en la selva nueces de palma secas y piedras, para ver si los chimpancés descubrían espontáneamente que con las segundas podían abrir los frutos. En la segunda, les proporcionaron nueces, piedras y un racimo de frutos maduros, comestibles. «Les dimos el racimo para ver si el fruto de palma aceitera era una fuente de alimento conocido para los chimpancés de Seringbara, ya que lo comen sus vecinos de Bossou», explican los investigadores. En la tercera fase, añadieron nueces rotas con las semillas comestibles visibles encima de piedras para ver si rompían nueces después de ese estímulo. Y, por último, les dejaron nueces no de palma, sino de otro árbol que no crece en Seringbara, pero que son el fruto «más comúnmente cascado por los chimpancés».

Un total de 35 grupos visitaron los experimentos tanto en época de abundancia de frutos como en la de escasez. De media, cada partida de chimpancés permaneció en el lugar menos de dos minutos y el tiempo fue a menos según avanzaron las fases. En general, fueron más proclives a explorar el lugar los individuos que formaban parte de grupos más grandes. Solo se vio a una hembra comer frutos, y «ninguno de los chimpancés de Seringbara partió nueces ni lo intentó» .

«Nuestros hallazgos sugieren que los chimpancés adquieren comportamientos culturales de forma parecida a los humanos y que no se limitan a inventar por sí mismos un comportamiento complejo de uso de herramientas como el de cascar nueces», dice Koops. La presencia de un modelo del que aprender parece ser la pieza que falta, indican los autores, para quienes los resultados del estudio «sugieren una mayor continuidad entre la evolución cultural de los chimpancés y la de los humanos de lo que normalmente se supone, y que la capacidad humana para la cultura acumulativa puede tener un origen evolutivo compartido con los chimpancés». El último antepasado común entre humanos y chimpancés vivió hace unos 7 millones de años.