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Las orcas han sido protagonistas en los últimos meses por sus embestidas a barcos en el Estrecho de Gibraltar. Desde 2020 han embestido a 673 embarcaciones. En realidad, lo que podrían parecer ataques más bien eran juegos. A decir de los expertos, resulta que como ... tienen garantizado el alimento -el atún rojo-, se aburren y dado que son animales muy inteligentes y sociales, buscan algo con lo que entretenerse. Esto explicaría estas acometidas, protagonizadas especialmente por ejemplares jóvenes.
La última 'locura' de estos cetáceos tiene que ver con su apelativo de ballenas asesinas. Un grupo que vive en el sur del Golfo de California lleva varios años cazando al tiburón más grande que existe, el tiburón ballena, que puede alcanzar 18 metros de largo, más del doble que cualquiera de ellas. En concreto se han registrado hasta cuatro ataques contra estos grandes escualos entre 2018 y 2024. «Mostramos cómo las orcas desplegaron una técnica de caza colaborativa sobre los tiburones ballena, caracterizada por enfocarse en atacar la zona pélvica, lo que provocó que el tiburón ballena se desangrara y permitió a las orcas acceder al hígado rico en lípidos», asegura el biólogo Erick Higuera Rivas, autor principal del artículo, publicado en la revista 'Frontiers in Marine Science'.
«Todos los miembros de la manada trabajan en conjunto, golpeando al tiburón ballena para dejarlo boca arriba. En esa posición los tiburones entran en un estado de inmovilidad tónica y ya no pueden moverse voluntariamente ni escapar yendo a mayor profundidad», añade el experto. De esta forma pueden acceder a los órganos más nutritivos para ellas. «Son animales muy inteligentes y con una gran capacidad adaptativa. Y muy sociales. Cuando una de ellas aprende un comportamiento, lo puede enseñar al resto del grupo», asegura Juan Antonio Raga, profesor de la Unidad de Zoología Marina de la Universidad de Valencia. «Ocurre como con otros grupos de mamíferos en los que individuos, normalmente jóvenes, aprenden un nuevo comportamiento y los transmiten al clan. En este sentido se puede decir que cada clan tiene su propia cultura. Incluso tienen sus propios dialectos», añade el especialista. En este caso, el gran protagonista es 'Moctezuma', un macho presente en tres de esos empellones mortales.
Frente a la sabiduría popular, que sitúa a los tiburones como los depredadores más temibles del mar, son las orcas las que ocupan este lugar. No hay presa, por grande o fiera que sea, fuera de su alcance. «Es el depredador tope, es capaz de arramblar con todo», destaca Raga. Se sabe que cazan ballenas grises, yubartas, cachalotes e incluso a las gigantescas ballenas azules pese a la enorme diferencia de tamaño que las separa. Si un macho adulto de orca puede medir hasta 8 metros y pesar 5 toneladas, una ballena azul alcanza los 30 metros y su peso puede rondar las 180 toneladas. «Se ponen encima de ellas para que no puedan respirar y acaban asfixiándose», explica Gorka Ocio, de la empresa verballenas, dedicada al avistamiento de cetáceos en la costa vasca.
Tampoco los tiburones blancos son inmunes a sus embates. En Sudáfrica se sabe de dos orcas que se alimentan a base de estos escualos. 'Babor' y 'Estribor'. «Se llaman así porque sus grandes aletas dorsales están caídas a la izquierda (babor) y a la derecha (estribor)», detalla el especialista vasco. Una investigación en 2022 reveló que de los ocho cadáveres de tiburón blanco que llegaron a la costa tras sus ataques, en siete de ellos se habían comido el hígado y en algún caso también el corazón.
Volviendo a las travesuras de estos animales, se sabe que algunas llevaron salmones muertos en sus cabezas en el Pacífico. Ocurrió en 1987 y el comportamiento reapareció en 2008 para volver a desaparecer de nuevo. Los científicos no saben a qué obedece esta inusual práctica. Tampoco tienen mucha explicación los cabezazos entre algunos ejemplares o el acoso al que otro grupo sometió a las marsopas -un tipo de cetáceo similar a los delfines- en aguas de Estados Unidos y Canadá. Se sabe que en el Loro Parque de Tenerife un ejemplar aprendió a quitar el recubrimiento de la piscina y lo hacía cada vez que lo arreglaban.
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