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Hace 75.000 años, el volcán del lago Toba protagonizó en la isla de Sumatra (Indonesia) una de las más grandes erupciones conocidas. Expulsó 2.800 kilómetros cúbicos de cenizas y rocas. Unas 70.000 veces la cantidad de magma que ha expelido hasta ahora ... el Cumbre Vieja y lo suficiente como para cubrir Extremadura con una capa de 7 centímetros de ceniza, según los cálculos de un equipo internacional de geólogos que asegura, en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), que el supervolcán de Sumatra volverá a entrar en erupción dentro de unos 600.000 años.
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Un supervolcán es un volcán cuya cámara magmática supera los 1.000 kilómetros cúbicos y que puede provocar erupciones que afectan al clima global. Entran dentro de esta categoría el del lago Toba, las calderas de Yellowstone y de La Garita (EE UU), y la del Taupo (Nueva Zelanda). La caldera de La Garita, en Colorado, fue creada por la mayor erupción explosiva conocida. Ocurrió hace unos 27 millones de años, fue unas 5.000 veces mas potente que la Bomba del Zar -detonada por la Unión Soviética en 1961 en la mayor explosión provocada por el ser humano- y expulsó 5.000 kilómetros cúbicos de roca y cenizas. El volcán del lago Toba ha protagonizado dos supererupciones en el último millón de años: la de hace 75.000 años y otra hace 840.000, ambas con la expulsión de unos 2.800 kilómetros cúbicos de material. Según los modelos, tras la más reciente las temperaturas cayeron globalmente en 4 y 10 grados a consecuencia de los gases y el polvo inyectados en la atmósfera.
Un equipo liderado por los geólogos Ping-Ping Liu y Luca Caricchi, de las universidades de Pekín y Ginebra, respectivamente, se ha preguntado cuándo volverá a entrar en erupción el Toba. Para ello, han analizado los niveles de uranio y plomo en zircón -un mineral propio de las erupciones explosivas- para determinar cuánto tiempo le lleva al volcán prepararse para una supererupción. Los resultados refutan la idea popular de que signos geológicos inusuales presagiarían una supererupción inminente. En cambio, el magma se acumula silenciosamente bajo tierra hasta que ocurren las explosiones masivas. «Una de las características del zircón -indica Ping-Ping Liu- es que lleva en su estructura uranio que, con el tiempo, se descompone en plomo. Midiendo la cantidad de uranio y plomo en el zircón con un espectrómetro de masas, podemos determinar su edad».
Gracias a eso, los científicos saben ahora cuánto tiempo le llevó al Toba preparase para erupcionar. «La primera supererupción ocurrió hace unos 840.000 años, después de 1,4 millones de años de entrada de magma, mientras que el magma que alimentó la supererupción de hace 75.000 años se acumuló sólo en 600.000 años», señala Luca Caricchi. ¿Cómo se explica la reducción del tiempo entre erupciones? Por que la entrada de material en la cámara magmática ha calentado gradualmente la corteza continental circundante, lo que hace que el magma se enfríe más lentamente, explica Ping-Ping Liu. «Este es un 'círculo vicioso' de erupciones: cuanto más calienta el magma la corteza, más lento se enfría el magma y más rápida se vuelve la tasa de acumulación de magma». El resultado es que con el tiempo las supererupciones pueden volverse más frecuentes.
La técnica ha permitido a los investigadores calcular la tasa de entrada de magma en la cámara. «Estimamos que hoy unos 320 kilómetros cúbicos de magma podrían estar listos para entrar en erupción dentro del reservorio del volcán Toba», dice Caricchi. Si una erupción así ocurriera, afectaría a todo el mundo. Los geólogos han calculado que se acumulan unos 4 kilómetros cúbicos de magma en la cámara del Toba cada mil años y que esta tasa ha sido bastante estable a lo largo de su historia eruptiva. «La próxima supererupción del tamaño de las dos últimas tendría lugar, por lo tanto, en unos 600.000 años», asegura el investigador de la Universidad de Ginebra. Esto no descarta que pueda haber otras erupciones pequeñas hasta entonces. En el centro del lago hay una isla que surgió del agua debido al empuje del magma inyectado en el subsuelo. «Podemos ver que esta isla está aumentando gradualmente en altura, lo que indica que el volcán está activo y que el magma se está acumulando debajo», dice Ping-Ping Liu.
«Nuestro estudio también demuestra que no ocurren eventos extremos antes de una supererupción. Esto sugiere que los signos de una supererupción inminente, como un aumento significativo de los terremotos o un levantamiento rápido del suelo, podrían no ser tan obvios como en las películas de desastres. En el volcán Toba todo está sucediendo silenciosamente bajo tierra, y el análisis del zircón nos da ahora una idea de lo que está por venir», concluye Caricchi.
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