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Los neandertales fueron descubiertos cuando la ciencia no estaba preparada para recibirlos. El ejemplar que dio nombre a la especie fue encontrado por casualidad en el valle alemán de Neander en 1856, poco después de que el término 'prehistoria' fuera usado por primera vez por ... Daniel Wilson y antes de que Darwin desencadenara el debate sobre la evolución con 'El origen de las especies', publicado en 1859. Desde entonces el conocimiento que se tiene de estos 'otros humanos' a los que sustituyó nuestra especie ha avanzado muchísimo. Pero su desaparición sigue repleta de incógnitas y es objeto de múltiples estudios.
Ahora, la investigación de un yacimiento vizcaíno, Aranbaltza II, situado en Barrika, apunta a que esa sustitución fue en el norte de la península un proceso más complejo de lo que se suponía. Aquí, las poblaciones de neandertales locales desaparecieron y fueron reemplazadas por otros grupos de neandertales del sudoeste de Francia, antes de la llegada del 'Homo sapiens', según un estudio que publica la revista 'Plos One' realizado por un equipo internacional formado por una veintena de investigadores y liderado por Joseba Rios-Garaizar, del Arkeologi Museoa de Bilbao.
Aranbaltza II es un yacimiento al aire libre que forma parte de un conjunto que se completa con otros dos sitios arqueológicos, Aranbaltza I y III. El estudio de Aranbaltza I permitió identificar una fase de ocupación «que está datada en torno a hace 50.000 años de antigüedad. Es un yacimiento de hábitat», explica Joseba Rios-Garaizar. «Hay algunos restos de estructuras de hábitat y sobre todo muchísima industria lítica, de lascas, muy característica y típica del Paleolítico Medio», musteriense. Es decir, una inconfundible colección de herramientas de piedra típicas de los neandertales.
Apenas a unos 15 metros de distancia está «Aranbaltza II, en la que excavamos desde 2013 a 2016, cuatro campañas en total». Aquí se descubrió una fase de ocupación posterior, con un vacío entre ambas de unos 6.000 años. Y lo que se encontró fue otra gran cantidad de herramientas de piedra. Pero muy diferentes. Tanto que solo cabe atribuirlas a 'otros' neandertales, sin relación alguna con los anteriores.
Aranbaltza
BIZKAIA
Útiles de piedra localizados
La proporción entre unos restos y otros, así como algunas formas específicas, sirve para caracterizar épocas o culturas.
Puntas chatelperronienses o fragmentos de ellas
Dudosas
Detalle de una de las puntas finas de tipo Chatelperron
Ejemplo de raspador sobre lámina
No solo en cuevas
El yacimiento probaría la habitación de granjas costeras especializadas en la talla de piedra con material local.
JOSEMI BENítEZ /
gonzalo de las heras
Aranbaltza
BIZKAIA
Útiles de piedra localizados
La proporción entre unos restos y otros, así como algunas formas específicas, sirve para caracterizar épocas o culturas.
Puntas chatelperronienses o fragmentos de ellas
Dudosas
Ejemplo de raspador sobre lámina
No solo en cuevas
El yacimiento probaría la habitación de granjas costeras; especializadas en la talla de piedra con material local.
JOSEMI BENÍTEZ /
gonzalo de las heras
Aranbaltza
BIZKAIA
Útiles de piedra localizados
La proporción entre unos restos y otros, así como algunas formas específicas, sirve para caracterizar épocas o culturas.
Puntas chatelperronienses o fragmentos de ellas
Dudosas
Detalle de una de las puntas finas de tipo Chatelperron
Ejemplo de raspador sobre lámina
No solo en cuevas
El yacimiento probaría la habitación de granjas costeras especializadas en la talla de piedra con material local.
JOSEMI BENÍTEZ /
gonzalo de las heras
Aranbaltza
BIZKAIA
BIZKAIA
Útiles de piedra localizados
Útiles de piedra localizados
La proporción entre unos restos y otros, así como algunas formas específicas, sirve para caracterizar épocas o culturas..
La proporción entre unos restos y otros, así como algunas formas específicas, sirve para caracterizar épocas o culturas.
Puntas chatelperronienses o fragmentos de ellas
Dudosas
Detalle de una de las puntas finas de tipo Chatelperron
Ejemplo de raspador sobre lámina
No solo en cuevas
El yacimiento probaría la habitación de granjas costeras especializadas en la talla de piedra con material local.
JOSEMI BENíTEZ
JOSEMI BENíTEZ /
gonzalo de las heras
La excavación de Aranbaltza II ha dado más de 5.600 restos líticos, de los cuales «una gran parte son pequeñas esquirlas. Hay que tener en cuenta que hemos contabilizado todos los restos de más de un milímetro, que es el tamaño de criba que usamos», precisa Rios-Garaizar. «Si no las contamos, tenemos algo más de 3.000 restos. Un conjunto muy importante». Pero no solo por la cantidad, sino también porque en él llama la atención la presencia un tipo de útil muy característico: las puntas de Chatelperron.
El Chatelperroniense –el nombre procede de un yacimiento situado en Châtelperron (Francia)– es un método de elaboración de las herramientas de piedra con unas técnicas muy específicas que se desarrolló a finales del Paleolítico Medio. Es tan diferente, tan 'avanzado', y sus útiles son tan característicos que durante mucho tiempo se cuestionó que pudiera formar parte de la cultura material de los neandertales y se atribuyó a los primeros 'Homo sapiens'. Ahora se sabe que sí fue propia de aquellos.
En Aranbaltza II «lo que tenemos principalmente es un taller de sílex», precisa Rios-Garaizar. «Aunque probablemente también se harían otras actividades en el entorno, lo que tenemos fundalmentalmente son restos de taller, sin restos de estructuras, hogares ni nada. Hay industria lítica, y muy orientada a la fabricación de puntas de chatelperrón». Esto convierte al de Barrika en el primer yacimiento chatelperroniense al aire libre de todo el norte de la península.
En su artículo, Rios-Garaizar y sus colaboradores dicen que «la identificación de una ocupación chatelperroniense en Aranbaltza II, que funcionaba básicamente como un taller de sílex, cambia la percepción de que la presencia del Chatelperroniense en el norte de la península ibérica fue marginal». Aunque el 'vacío' temporal entre el grupo de Aranbaltza I y el del II es de unos 6.000 años, «la separación entre ambas poblaciones debió ser menos larga, teniendo en cuenta la información aportada por otros yacimientos», aclara el arqueólogo. «Tenemos datados yacimientos de finales del Paleolítico Medio en Amalda I, el nivel VII, en torno a 45.000 años. Hay dataciones parecidas en Arrillor, en el norte de Álava, también en torno a 45.000 años, y hay algunas otras en distintos yacimientos del Cantábrico –por ejemplo, en las cuevas Mirón y del Esquilléu– que sugieren que hay poblaciones de neandertales más o menos hasta hace unos 45.000 años».
Estos primeros neandertales, los de tecnología musteriense, «dejan de estar ahí, en el Cantábrico. Las causas todavía no están muy claras. Pero sí que vemos en las últimas poblaciones de neandertales con tecnología del Paleolítico Medio que, por algún motivo, aumentan de manera significativa su movilidad y sus áreas de explotación. Para mantener un grupo, necesitan un territorio mucho mayor. Esto se traduce al final en una crisis demográfica».
Tras su desaparición, hace unos 44.000 años, «lo que vemos es que entran otros neandertales que vienen del sudoeste de Francia». Se puede decir que llegaron desde allí, «con casi toda seguridad, porque es en esa zona donde está el 'núcleo duro' del Chatelperroniense. No hay ninguna otra procedencia alternativa. Vienen del sudoeste de Francia y ocupan el área cantábrica probablemente de manera bastante efímera. Bastante corta. Aunque el Chatelperroniense hemos calculado que dura como máximo 4.000 años, entre 44.000 y 40.000 más o menos, seguramente en la región cantábrica estuvieron bastante menos tiempo».
Y después, por fin, llegaron los 'Homo sapiens'. O sea, llegamos nosotros. Aunque en el complejo de Aranbaltza no hay rastro de esta llegada. No porque no se produjera, que es muy posible por lo atractiva que era la zona para ser habitada, sino porque los procesos erosivos han acabado con los rastros que pudieran haber dejado. «Después de la ocupación chatelperroniense, el yacimiento seguramente siguió acumulando sedimentos», dice Rios-Garaizar. «Pero hay un momento a principios del Holoceno en el que se da una fase erosiva bastante potente que se lleva prácticamente todo el depósito que pudiera tener todo el paleólítco superior en Aranbaltza».
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