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Los matemáticos Charles Fefferman y Jean-François Le Gall han sido galardonados con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas por sus «contribuciones fundamentales» a dos áreas de la disciplina que se han plasmado en numerosas aplicaciones en muchos campos. Según el ... jurado, han abierto «nuevas perspectivas en el análisis matemático y la teoría de la probabilidad, con una enorme influencia sobre toda una generación de matemáticos».
Charles Fefferman (Washington, EE UU, 1949) fue un científico precoz. Con 14 años ingresó en la Universidad de Maryland, un año después publicó su primer trabajo matemático, se doctoró a los 20 y, con 22, se convirtió en el catedrático más joven de su país. Catedrático actualmente de la Universidad de Princeton, está considerado un matemático extraordinariamente versátil, con aportaciones en el comportamiento de fluidos, la mecánica cuántica y las propiedades del grafeno y otros materiales, entre otras áreas.
A lo largo de su carrera, Fefferman ha resuelto «unas cuantas docenas» de problemas. Uno le llevó «un par de semanas de principio a fin», pero hay otros que estudia desde hace 20 años y ha solucionado solo «en parte». «Tengo la sensación de que yo no elijo los problemas, sino que ellos me eligen a mí. Me entero de algún problema y es tan fascinante que no puedo dejar de pensar en él. Y, si pertenece a un campo que no he estudiado anteriormente, pero creo que tengo alguna posibilidad de poder contribuir algo a resolverlo, lo intento», dice.
Muy vinculado a España, donde ha realizado largas estancias y dirigido siete tesis, su investigación con el grupo de Diego Córdoba en el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) de Madrid logró describir matemáticamente cómo rompen las olas. «Fefferman ha tenido como hábito de investigación abrir nuevos caminos y perspectivas, dejar trabajo a los demás para muchos años y cambiarse rápidamente a otro tema», ha indicado su colega y amigo Antonio Córboba, padre del también matemático Diego Córdoba y uno de los promotores de su candidatura.
Jean-François Le Gall (Morlaix, Francia, 1959) investiga en teoría de la probabilidad, incluidos modelos físicos que intentan explicar el mundo cuántico a escala atómica y en la época del origen del Universo. «Ha transformado profundamente el área de la teoría de la probabilidad», según Emmanuel Royer, director científico adjunto del Instituto Nacional de Ciencias Matemáticas y sus Interacciones, institución que presentó su candidatura.
Catedrático de la Universidad París-Saclay, suele trabajar sobre problemas relacionados con la física y se describe como un «matemático teórico que trabaja en objetos matemáticos interesantes en sí mismos, sin pensar en las aplicaciones». En los últimos quince años, ha creado una nueva rama en teoría de la probabilidad basada en la investigación de las llamadas 'esferas brownianas', unos «objetos matemáticos» de superficie irregular que surgen cuando decenas de miles de triángulos diminutos se pegan al azar unos a otros.
Los dos premiados defienden la importancia de las matemáticas en el mundo actual. Le Gall considera «muy importante apoyar la investigación teórica en matemáticas porque, aunque algunas matemáticas parezcan no tener ninguna aplicación, las aplicaciones podrían llegar más tarde». Y cita como ejemplo el GPS, «basado en conocimiento matemático avanzado». Más allá de las aplicaciones, añade, «las matemáticas son el lenguaje de la ciencia». «Los físicos, los químicos y los biólogos utilizan matemáticas para comprender la naturaleza. La mecánica cuántica, por ejemplo, y la relatividad dependen de una matemática profunda», recuerda el científico francés.
«El funcionamiento de cualquiera de los 'gadgets' que utilizamos todos los días depende de las matemáticas. Para que un 'gadget' sea capaz de hacer lo que queramos, antes se ha tenido que resolver un problema matemático», señala por su parte Fefferman. Según él, «la principal utilidad de las matemáticas es su capacidad para aportar grandes ideas que jamás hubieran emergido si no fuera por ellas, y que han transformado el mundo. Todavía no sabemos cuál será la gran idea que traerán las matemáticas en el siglo XXI, pero en el siglo XX fue el ordenador».
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