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A. ALONSO / D. CHIAPPE
Lunes, 10 de enero 2022
«Creo que he encontrado un dinosaurio». Eso es lo que pensó Joe Davis, un empleado de la reserva natural de Rutland Water en Reino Unido, cercana a la ciudad de Leicester, durante el drenaje rutinario de una isla laguna para remodelar el paisaje. Vio lo que parecía «un tubo» entre el barro y las rocas. En realidad, eran los restos fosilizados de un 'Temnodontosaurus trigonodon', un gigantesco reptil marino que vivió hace 180 millones de años. El trabajador realizó la llamada telefónica posiblemente más surrealista de su vida. «Llamé al consejo del condado y dije que creía haber encontrado un dinosaurio», explica a la BBC. La respuesta fue igualmente extraña, y flemática: «No tenemos un departamento de dinosaurios en el condado, así que tendremos que localizar a alguien que pueda devolverle la llamada».
Poco después se movilizó a un equipo de paleontólogos que consiguió desenterrar lo que consideran un «descubrimiento verdaderamente sin precedentes». «Uno de los mayores hallazgos de la historia de la paleontología británica». A Davis le llamó la atención algo que «parecía algo más orgánico, algo diferente». Lo primero en aflorar fue la mandíbula del ictiosaurio, en lo que se ha confirmado como el ejemplar fosilizado de la especie más grande y completo hallado en Gran Bretaña. El esqueleto mide alrededor de 10 metros de largo y el cráneo pesa aproximadamente una tonelada.
Conocido también como 'dragón marino', estos reptiles aparecieron por primera vez hace unos 250 millones de años y se extinguieron hace 90 millones de años. Podían alcanzar hasta 25 metros de longitud y se asemejaban a los delfines en la forma general del cuerpo.
El hallazgo, hecho público ayer aunque fechado en febrero de 2021, es el protagonista de un documental que emite hoy la BBC. Los frágiles restos del enorme esqueleto fueron cuidadosamente excavados en agosto y septiembre de 2021 por un equipo de expertos paleontólogos dirigidos por Dean Lomax, experto mundial en ictiosaurios y el conservador especialista en paleontología Nigel Larkin. «Por lo general, pensamos en ictiosaurios y otros reptiles marinos descubiertos a lo largo de la costa jurásica en Dorset o la costa de Yorkshire, donde muchos de ellos están expuestos por la erosión de los acantilados. Aquí, en un lugar del interior, es muy inusual», señala Lomax a la cadena británica.
Rutland está a más de treinta millas de la costa, pero hace 200 millones de años los niveles del mar más altos significaban que estaba cubierto por un océano poco profundo. Cuando los niveles de agua en el embalse de Rutland se redujeron nuevamente a fines del verano de 2021, un equipo de paleontólogos llegó para excavar los restos. Se prestó especial atención a la extracción del enorme cráneo.
Se excavó cuidadosamente un gran bloque de arcilla que contenía la cabeza del ictiosaurio antes de cubrirlo con yeso y colocarlo sobre tablillas de madera. El bloque, que pesa casi una tonelada, se levantó del lodo y ahora se examinará a fondo.
Lagartos peces. Este es el significado de ictosario, uno de los animales marinos que vivieron aproximadamente hace unos 245 y 90 millones de años en un entorno marino. La era en la que vivió esta especie fue desde el Triásico inferior hasta el Cretácico Superior y ocupaban una extensa parte de los mares y océanos de muchas partes del mundo: India, Australia, América del Norte, Europa…
Vivían en el mundo marino y disponían de una gran cabeza y unas extremidades que eran aletas pero que, al mismo tiempo, contenían dedos (de 5 a 12). Disponían de una larga cola así como de un cuerpo fusiforme en el que destacaba un hocico alargado y una cavidad bucal repleta de numerosos dientes; este hecho revela que el ictiosaurio fue un depredador carnívoro.
Tenía el cuerpo como de un pescado, la cabeza y la cola como la de un lagarto y las patas como las que tienen los cetáceos, por tanto, un animal espectacular, sorprendente y muy fuerte que vivía en nuestros mares y tenía una gran técnica de caza para poder abastecer sus necesidades alimenticias.
Trasladado en cajas de madera como las obras de arte y bajo supervisión científica de la Universidad de Mánchester, los restos del dragón marino esperan la vuelta a casa o, mejor dicho, al yacimiento. El condado de Rutland quiere construirle un centro de visita y estudio junto al Centro de Observación de Aves Acuáticas, para lo que busca mecenas. La campaña de búsqueda de fondos tiene el nombre de «Digging for Britain» (excavando por Bretaña), y avanza casi tan rápido como hacía el depredador en el Cretácico Superior.
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