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Julio Arrieta
Viernes, 21 de julio 2023, 13:25
Como ya es casi una tradición, concluidas las excavaciones de la temporada en los yacimientos de la sierra de Atapuerca (Burgos), que comenzaron el 17 de junio, los tres directores del equipo de investigación, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, ... han hecho balance este jueves de la campaña 2023, acompañados en esta ocasión por el consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja. Los tres codirectores -«el triunvirato», como lo ha definido uno de sus componentes, Carbonell- han desgranado los hallazgos más signficativos que se han dado en los yacimientos de Sima del Elefante, Galería, Gran Dolina, Penal, Cueva Fantasma y Cueva de El Mirador; además de los yacimientos de Cueva Mayor: Portalón, Sima de los Huesos, Ciclopes y Galería de las Estatuas. Entre todos cubren un impresionanante arco cronológico que va del Paleolítico Inferior al Neolítico, con episodios fundamentales de la evolución humana y de la llegada de los primeros homíninos a Europa. Pero entre los más llamativos, en esta ocasión se pueden destacar los más recientes, los correspondientes al Neolítico y la Edad del Bronce. «La prehistoria reciente, la historia de nuestros abuelos», en palabras de Arsuaga. Que en Atapuerca cazaban caballos y criaban toros y vacas.
En El Portalón, en Cueva Mayor, se están excavando desde 2014 dos áreas distintas, una correspondiente a momentos de la Edad del Bronce y otra anterior, al periodo Neolítico. En los niveles neolíticos, datados alrededor de hace unos 7.300 años, «encontramos un área de actividad centrada en la realización de decenas de fuegos/hogares para, por ejemplo, el procesado de comida o el tratamiento térmico del sílex a la hora de tallarlo». Cabe destacar también la excavación de un suelo de arcilla cocida acondicionado para vivir y que, por su antigüedad, es uno de los primeros realizados con esta técnica: «pusieron debajo unas ramas, les prendieron fuego y sobre ellas fueron depositando la arcilla para estabilizar la zona».
Pero Arsuaga ha señalado sobre todo la abundante presencia en este sitio de dos «animales emblemáticos»: el caballo y el toro. «El Portalón ha aportado mucha información sobre la composición de las poblaciones europeas. Nosotros», subrayaba el paleontólogo. Y este año, «la campaña ha sido magnifica».
«No me canso de repetir a los vecinos del entorno que estos campos de cultivo que ellos continúan labrando se llevan cultivando desde hace 7.300 años», ha dicho Arsuaga. «Este es un paisaje cultural» cuyos habitantes actuales «lo que están haciendo es continuar el trabajo que empezaron hace 7.300 años nuestros antepasados». Entre los hallazgos extraídos este verano en el El Portalón, mostrados en la presentación del balance de la campaña, destacaban los granos de cereal.
Aquellos primeros agricultores del Neolítico «venían de Anatolia, del Meditérraneo oriental. Llegaron con sus rebaños y semillas. Aquí conocieron a los últimos cazadores recolectores, con los que se fusionaron», ha explicado Arsuaga. En El Portalón se han obtenido «unas piezas de cerámica espléndidas», pero, como paleontólogo que es, Arsuaga se ha centrado en los restos «de dos especies domésticas que nos interesan mucho. Caballo y toro».
«Están apareciendo muchos caballos en el Neolítico, lo que es sorprendente porque se supone que el caballo doméstico llega aquí» más tarde, «en otra gran migración, en torno a los 4.000 o 5.000 años». En esta segunda ola se trataba de «gente de las estepas, de lo que ahora es Ucrania».
Los caballos más antiguos de El Portalón, los del Neolítico, «son salvajes. Estamos muy interesados por estos restos, y nos preguntamos si eran cazados» o cuál es la causa de que aparezcan tantos restos de caballos aquí. Además, en el mismo yacimiento «tenemos uros y toros. Estamos haciendo análisis genéticos para saber cómo se produjo esta domesticación». Arsuaga concluía señalando que en estos niveles del Neolítico «hay tres elementos a destacar: el grano, que trajeron los primeros agricultores; los caballos que cazaron y domesticaron, y los uros que mezclaron para producir el toro».
Al hablar de los hallazgos en Gran Dolina, José María Bermúdez de Castro ha avanzado que el año que viene el trabajo en este yacimiento, en el que se descubrieron en los 90 los restos que «ayudaron a definir una nueva especie», el Homo antecessor, «va a ser un auténtico festival de fósiles humanos». En este lugar se han excavado esta vez los niveles TD8 y TD7, llegando al 'techo' de la «esperada unidad TD6». El primer contacto con la misma ha resultado prometedor. Aquí han aparecido «dos restos de homínino: un fragmento parietal y una falange del pie». Esto augura «el inicio de una nueva fase de campañas excepcionales. Estoy convencido de que en los próximos 5 o 6 años va a ser un auténtico festival arqueológico y paleontológico», ha insistido.
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