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Manuel Tello
Miércoles, 15 de diciembre 2021
En el año 1905 Albert Einstein publica un artículo cuyo contenido es lo que actualmente llamamos teoría de la relatividad restringida. Ese era un tema maduro al que estaban próximos otros investigadores. Pero entre 1907 y 1915 hizo un reflexión, muy personal, que le llevó ... a sustituir la imagen newtoniana de la gravitación, considerada como la atracción entre dos cuerpos masivos, por una completamente revolucionaria concepción. Ya se había incorporado el tiempo como una «cuarta dimensión» formando lo que se llama «espacio-tiempo». En sus publicaciones de 1915 y 1916 enuncia una nueva teoría llamada relatividad general en la que la gravitación aparece como un efecto de la curvatura del espacio-tiempo producida por la materia y la energía. Pero en ciencia la validez de una teoría tiene que ser confirmada experimentalmente.
A. Einstein conocía bien que la órbita elíptica del planeta Mercurio cambia de orientación cada año y tarda 244.000 años en girar 360º. Aplicando la teoría de Newton el tiempo que se debe esperar es de 225.000 años. Esta discrepancia es de 43 segundos de grado por siglo. Como se ve es una discrepancia pequeñísima si tenemos en cuenta que es de medio segundo por año. ¿Se imaginan la precisión de medida que ya tenían los astrónomos de 1859?. Einstein, aplicando su teoría de la relatividad General, obtiene un resultado teórico para la precesión de Mercurio que coincide con el experimental. Esto no quiere decir que la Teoría de Newton es falsa. Necesitaba el incremento gravitatorio suministrado por la energía. Por tanto, como cualquier otra teoría, es válida dentro de su rango de aplicación.
Una predicción espectacular que aparece en la relatividad general era la siguiente: Los campos gravitatorios desvían a los rayos de luz (a los fotones) que pasan suficientemente próximos a ellos. Es el mismo efecto que ocurre cuando un cometa exterior pasa cercano al sol. Experimenta una curvatura y vuelve a salir al espacio exterior. Además, cuanto mayor es la velocidad del objeto menor será la desviación. Para observar este efecto, en 1919 se hizo una expedición al hemisferio sur para medir la desviación de un rayo luminoso que, viniendo de una estrella lejana, pasase muy cercano al sol. Por ello es necesario un eclipse total, para que el sol esté completamente tapado. Si la teoría era correcta la desviación del rayo de luz debía ser de 50 milésimas de grado. El resultado encontrado confirmaba la predicción teórica. Sin embargo, había voces que ponían en duda el análisis de la precisión de la observación, a pesar de que, los que la hicieron, habían estimado un 10% de incertidumbre experimental. Es cierto que las correcciones experimentales son complejas. Al no darle mucha importancia al resultado sobre Mercurio y debido a la existencia de dudas respecto a la comprobación de la desviación de la luz, hizo que las propuestas, durante 5 años, para el Premio Nobel no fueran tenidas en cuenta. Premio que la fue concedido en 1921, no por la relatividad general, sino por el efecto fotoeléctrico. En la segunda mitad del siglo XX, con el incremento de precisión de la radioastronomía, quedó probada, sin dudas, la desviación de la luz y se explicaron efectos similares a los de Mercurio en otros cuerpos celestes. Además, no olvidemos que la precisión del GPS se debe a la relatividad general.
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