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«Ya hay máquinas que toman decisiones»

«Ya hay máquinas que toman decisiones»

Isabelle Guyon, catedrática de Big Data en la Universidad París-Saclay ·

Sus investigaciones han enseñado a las máquinas a clasificar datos y le han supuesto ser reconocida con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento

Julio Arrieta

Sábado, 6 de noviembre 2021

Isabelle Guyon se graduó en la Escuela Superior de Físcia y Química Industriales de París y se doctoró en la Universidad Pierre y Marie Curie con una tesis sobre redes neuronales artificiales. Como docente, tras su paso por varias universidades, es catedrática de Big Data en el Laboratorio de Investigación en Informática en la Universidad París-Saclay. Las contribuciones fundamentales que han supuesto sus trabajos al aprendizaje automático la hicieron merecedora en 2019 del premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Tecnologías de la información y comunicación, junto a sus colegas Bernhard Schölkopf y Vladimir Vapnik.

– Imagine que en una cena coincide con gente que no es de su especialidad y le preguntan a qué se dedica.

– Bien. Les diría que yo trabajo con datos, en una disciplina que se llama 'machine learning' y está muy relacionada con la inteligencia artificial, desde la idea de que los sistemas pueden identificar patrones y aprender de los datos.

– ¿Son sistemas para que las máquinas puedan aprender por sí mismas?

– Eso es. Y pondría el ejemplo de alguna aplicación, hablaría de los diagnósticos médicos, de un sistema que puede distinguir las personas enfermas de las sanas a partir de conjuntos de datos, como pueden ser los de los análisis de sangre, que se pueden transformar en coeficientes numéricos. Partiendo de modelos de personas sanas y enfermas, se puede hacer un sistema que pueda hacer una clasificación automática. En las contribuciones en las que yo he trabajado hemos desarrollado algoritmos que pueden distinguir muy bien diferentes patrones de datos. Si necesito un ejemplo más sencillo que el médico, recurriría a un sistema que pueda distinguir entre peras y manzanas, que partiría de la medición de varias características de ambas que permitiría a la máquina desarrollar la capacidad de distinguirlas.

– ¿Y estos sistemas son aplicables a muchas de disciplinas?

– Las herramientas que permiten desarrollarlos se pueden utilizar en muy diversas aplicaciones, desde la visión por ordenador hasta la conducción automática. Hay muchas aplicaciones médicas y ahora se piensa emplear estos métodos para el estudio de las epidemias. También en la ecología. Por eso nos parece muy importante que estos métodos puedan estar a disposición de todo el mundo, que sean de dominio público.

– Ya tenemos medios para que las máquinas aprendan cosas por sí mismas. ¿Cuándo tomarán sus propias decisiones?

– Hay máquinas que ya toman decisiones, pero se caracterizan porque son decisiones sencillas. Esto se da, por ejemplo, en los sistemas de conducción automática.

– Un coche autónomo puede decidir detenerse ante un obstáculo inesperado. ¿Pero cuándo podrá tomar un camino porque decida que puede resultar más agradable para sus pasajeros?

– No podría decir cuándo vamos a alcanzar ese grado con la inteligencia artificial, pero sí que faltan muchos pasos que dar antes de que los algoritmos puedan facilitar la toma de decisiones tan complejas como esta que plantea. Lo más difícil es cuando existen diferentes objetivos que considerar. Por volver al ejemplo que usted dice, se plantearían factores a tener en cuenta tan diferentes como el placer y la seguridad. Esto es muy difícil. Aunque se podrá hacer algún día.

– ¿Cuál va a ser el siguiente paso? ¿Cómo van a ser las siguientes máquinas inteligentes?

– Vamos a ver una evolución, pero muy especializada. Mire, en la ciencia ficción se tiende a imaginar inteligencias artificiales totales que manejan el mundo. Pero en la realidad cotidiana la inteligencia artificial está relacionada con aplicaciones muy especializadas. Como las que tenemos en el móvil para todo tipo de cosas. Eso se va a desarrollar cada vez más. La evolución va a ir por ahí. En sistemas para ayudar a los ingenieros, pero también para cosas muy cotidianas, para hacer cosas como la declaración de la renta.

«Es posible que cada vez trabajemos menos, pero no que los trabajos desaparezcan».

ISABEL GUYoN

Catedrática de Big Data en la Universidad París-Saclay

– ¿Llegará el momento en que las máquinas hagan todos los trabajos y las personas se queden sin ellos?

– No lo creo. Es posible que cada vez trabajemos menos pero no que los trabajos desaparezcan. Ese temor se ha dado cada vez que ha aparecido una nueva tecnología. Se inventó la imprenta y hubo quien se preocupó por quienes vivían de escribir a mano. Pero, con cada tecnología que ha cubierto un trabajo, han aparecido trabajos nuevos.

– Ya hay sistemas inteligentes que redactan noticias. Quizá cuando vuelva a Bilbao la entrevista se la hace una máquina en mi lugar.

– (Ríe). Es posible, ¿por qué no? Pero no se preocupe, usted tendrá otro trabajo y quizá sea más creativo.

Y si quieres más ciencia...

– Ya que ha mencionado el género, una curiosidad, ¿a usted le gustaba la ciencia ficción cuando era niña?

– A mí lo que siempre me gustó fue la ciencia, desde niña. Leía muchísima literatura científica, pero no sabía a qué me iba a dedicar. Me gustaba mucho la física, pero también la biología. Por eso, cuando un profesor me propuso trabajar en el tema de las redes neuronales artificiales, me gustó mucho la idea. Hice mi tesis doctoral sobre ello.

– ¿Y qué piensa cuando ve una de esas películas sobre malvadas máquinas inteligentes que se apoderan del mundo?

–(Ríe). El mal siempre viene de las personas, de lo que quieren hacer con las máquinas. Hay mucha técnica que se puede usar para el bien y para el mal, pero eso depende de los seres humanos. Por eso creo que es necesario poner estas tecnologías en las que trabajamos a disposición de todo el mundo, para que las usen del mejor modo posible.

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