Sevilla será la sede de la Agencia Espacial Española

La consejera vasca de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, anunció el 2 de noviembre que Euskadi aspiraba a acoger la sede de la institución en uno de sus tres parques tecnológicos. Cuando seis días después formalizó la propuesta, a la que debía presentarse un municipio, el Gobierno de Urkullu se inclinó por el Parque Científico y Tecnológico de Bizkaia. «Zamudio es el lugar más competitivo (de la comunidad autónoma), nuestra mejor baza», dijo a este periódico un portavoz del Gobierno.

La localidad vizcaína, que ha competido con otras veinte de todo el país, cumplía todos los requisitos establecidos por el Ejecutivo central para acoger la Agencia Espacial Española. Desde los 3.000 metros cuadrados disponibles para las instalaciones hasta las conexiones aéreas internacionales con las principales capitales europeas, pasando por la gran capacidad hotelera. Aunque la elección de Zamudio por el Gobierno vasco fue contestada en Álava, el diputado general de ese territorio, Ramiro González, admitió hace unos días que el polígono de Miñano no cumplía las exigencias establecidas por Madrid.

La industria espacial vasca es un sector en crecimiento. Los socios de HEGAN, el Clúster de Aeronáutica y Espacio del País Vasco, facturaron el año pasado 86 millones de euros, frente a los 34 de hace diez años. El gran tractor del sector en Euskadi es Sener, firma vizcaína que despegó al espacio en 1967 con la construcción en Suecia de una torre de lanzamiento de cohetes para la Organización Europea para la Investigación Espacial, antecesora de la Agencia Espacial Europea (ESA).

La ingeniería de Getxo ha participado desde entonces en proyectos como el telescopio Hubble, la Estación Espacial Internacional, los todoterrenos Curiosity y Perseverante, los observatorios Herschel y Planck... El volumen de negocio de esta empresa -una de las tres grandes españolas del sector junto con Indra y GMV- asciende a unos 70 millones anuales. Por detrás de Sener, ha despuntado en los últimos años la también vizcaína Satlantis, especializada en la construcción de pequeñas cámaras y satélites que el 26 de mayo puso en óbita el primero vasco, Urdaneta. A estas dos ingenierías, les siguen una miriada de firmas pequeñas como Aernnova y AVS, así como centros tecnológicos.