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Un gemelo del 'rover' de la misión ExoMars ha conseguido salir sin problemas de una réplica de la plataforma de aterrizaje Kazachok, en la que el todoterreno europeo Rosalind Franklin descenderá al planeta rojo el 10 de junio de 2023. «Una vez que las seis ... ruedas toquen la superficie marciana, será el comienzo de la historia de este 'rover' en Marte. Estamos preparados y deseando que llegue la misión real», ha dicho Andrea Merlo, jefe de robótica de ExoMars de Thales Alenia Space.
ExoMars es un programa de exploración de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos compuesto por dos misiones. La primera despegó el 14 de marzo de 2016 y llegó al planeta rojo el 19 de octubre. Entonces entró en órbita del mundo vecino el llamado Satélite para el estudio de Gases Traza (TGO, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es comprender el origen del metano marciano y de otros gases que podrían revelar actividad biológica o geológica. Al TGO le acompañó en su viaje el módulo de descenso Schiaparelli, una prueba de tecnología de aterrizaje que se estrelló por un fallo de 'software'.
El todoterreno Rosalind Franklin despegará del cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) el 20 de septiembre en la segunda misión ExoMars, con destino a Oxia Planum, donde hará perforaciones para buscar rastros de vida pasada y presente. El laboratorio móvil debe su nombre a la química y cristalógrafa británica cuyo trabajo fue clave para revelar la estructura del ADN. De 330 kilos –un tercio del peso de Peseverance, el 'rover' de la NASA que llegó a Marte hace once meses–, está equipado con nueve instrumentos, a los que hay que añadir otros trece de la plataforma rusa Kazachok. Los dos compañeros de viaje se encuentran en la actualidad en una sala ultralimpia de Thales Alenia Space en Turín, a la espera de una revisión final y cargar el 'rover' con la última versión de su 'software' antes de su traslado a Baikonur.
La última prueba que han hecho los técnicos de la misión ha sido la del descenso del todoterreno de la plataforma de aterrizaje al suelo marciano. Para ello, han empleado réplicas de los dos vehículos. La del 'rover', hasta ahora sin nombre, ha sido bautizada como Amalia, en honor de la astrofísica Amalia Ercoli Finzi, la primera licenciada en ingeniería italiana y diseñadora del taladro de Philae, el módulo europeo que el 12 de noviembre del 2014 se posó sobre el cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko.
La salida del todoterreno de la plataforma Kazachok es uno de los momentos más delicados de la misión. En el ensayo, hecho en un simulador de escenario marciano en Turín, Rosalind Franklin empezó a rodar por la arena en quince minutos. En la realidad, el proceso le llevará días, durante los que el todoterreno desplegará las ruedas y el mástil antes de emprender la maniobra. «La salida es una operación larga y crucial. Tenemos que ser cuidadosos y hacerla a cámara lenta para mayor seguridad», advierte Merlo.
Kazachok tiene dos rampas de salida, una delantera y otra trasera, y Rosalind Franklin está preparado para salvar pendientes pronunciadas. «La diversión ha empezado. Utilizaremos Amalia para operaciones arriesgadas, desde conducir por las laderas marcianas buscando el mejor camino para las tareas científicas hasta perforar y analizar rocas», adelanta Merlo. De momento, el gemelo del todoterreno marciano ha demostrado que puede perforar el suelo para tomar muestras hasta una profundidad de 1,7 metros y que sus instrumentos funcionan mientras envía datos al Centro de Control de Operaciones del Rover, en Turín.
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