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LUIS ALFONSO GÁMEZ, IGNACIO SÁNCHEZ y Sara I. Belled
Sábado, 2 de abril 2022, 16:02
El cuarto planeta del Sistema Solar fue cálido y húmedo en el pasado y por su superficie corrió el agua en abundancia. Hoy en día, en cambio, Marte no es un lugar muy hospitalario. Es árido, rocoso, con una temperatura media de -63 grados y aparentemente sin vida. Ofrece pocas comodidades. Pero el planeta rojo es el lugar más accesible del sistema solar, según la NASA, que estudia su potencial para albergar vida sobre el terreno con el robot Perseverance.
A casi 300 millones de kilómetros del Sol (la Tierra está a 150 millones) el planeta rojo apenas es una luz en el cielo, pero lo cierto es que alberga joyas como el volcán más grande del sistema solar o el cañón más profundo. De cerca, según este modelo 3D elaborado por la agencia estadounidense, se ve así. (Puedes girarlo con el ratón y, si lo visualizas desde el móvil, puedes colocar el planeta donde quieras gracias a un efecto de Realidad Aumentada).
Uno de los objetivos del programa de exploración de Marte, junto a comprender cómo se formó y evolucionó o esa posible exploración en el futuro por humanos, es estudiarlo en relación con la Tierra. Los avances han sido importantes en estos últimos años, pero todavía quedan muchas incógnitas. Esto es lo que los investigadores han descubierto hasta ahora:
Geológicamente, Marte y la Tierra comparten muchos rasgos comunes, y ambos son conocidos como planetas terrestres (o rocosos). La mayoría de las rocas en la superficie de ambos planetas son de la variedad ígnea, conocida como basalto (aunque en la Tierra la mayor parte forma el fondo del océano).
Las capas que forman ambos planetas también son similares: al igual que la Tierra, Marte tiene una atmósfera, una corteza, un manto y un núcleo. Si bien los científicos no están seguros de si este núcleo es sólido, líquido o una combinación.
En tamaño hay grandes diferencias: la Tierra tiene el doble de diámetro que Marte y es cuatro veces más grande que la luna terrestre.
Quedan muy lejos de este ranking las dos lunas marcianas: Phobos y Deimos, con 22,2 y 12,6 km, respectivamente.
En cuanto al peso, la Tierra vuelve a ganar por goleada: Marte es apenas una décima parte de los 5.972 trillones de toneladas del planeta azul…
… y tiene cerca de 15% del volumen total de la Tierra (caben seis planetas rojos en el que habitamos los humanos).
Marte se encuentra a 299 millones de kilómetros del astro Sol y la Tierra, a 150 millones de kilómetros...
… y en el caso de Marte, al estar más lejos de la estrella central del sistema solar, la variabilidad de temperaturas es mucho más extrema.
Así que Marte está más lejos y también viaja a menos velocidad que la Tierra.
Pero los humanos, de vivir allí, disfrutaríamos de unos cuantos minutos más de cada día.
La inclinación del eje de los planetas (en relación a la órbita que sigue alrededor del Sol) es lo que permite que haya estaciones, así que al estar Marte más inclinado las diferencias estacionales son más drásticas.
Y como los años de Marte son casi el doble, las estaciones son también más largas. De hecho, debido a la órbita elíptica del planeta, en el hemisferio norte duran más la primavera y el verano y en el sur, el otoño y el invierno.
Uno de los puntos en común entre la Tierra y Marte es que ambos poseen atmósfera, pero sus características y composición son totalmente diferentes.
Pero uno de los grandes inconvenientes para los humanos es que no hay oxígeno.
Lo que sí hay es gravedad. Aunque en Marte, con una décima parte de masa y la mitad de tamaño, es menor: un 62,5% menos.
Por ello, una de las cosas a favor para los humanos si llegáramos a Marte es que 'bajaríamos de peso', ya que este varía dependiendo de la masa de la persona, la gravedad y la distancia al centro del planeta.
AUX STEP FOR JS
«Marte tuvo una oportunidad para la vida, pero no sabemos si le dio tiempo a prender», explica el astrofísico Agustín Sánchez Lavega. Él y cinco miembros de su equipo de la Escuela de Ingeniería de Bilbao forman parte del grupo científico de la misión de Perseverance, que aterrizó en el planeta rojo el 18 de febrero del año pasado.
El Perserverance toma un selfie en Marte, en abril de 2021
Este es el Ingenuity, un minihelicóptero
El Perserverance toma un selfie en Marte, en abril de 2021
Este es el Ingenuity, un minihelicóptero
El Perserverance toma un selfie en Marte, en abril de 2021
Este es el Ingenuity, un minihelicóptero
El Perserverance toma un selfie en Marte, en abril de 2021
Este es el Ingenuity, un minihelicóptero
El todoterreno de la NASA ha recorrido desde entonces más de 3 kilómetros por el cráter Jezero, de 45 kilómetros de diámetro y que albergó un lago hace 3.500 millones de años. Busca rastros de vida microbiana antigua en una aventura que no ha hecho más que empezar.
Cráter
Jezero
-8º C
-80º C
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Punto de aterrizaje
y recorrido en días marcianos
1 DÍA EN MARTE
equivale a 1 día
y 37 minutos
terrestres
Vientos de
más de
150 km/h
389
388
Localización actual del rover
387
386
385
383
Ingenuity
381
379
20
Aterrizaje
73
102
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355
130
278
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200
134
199
136
171
340
343
153
168
0 m
200
6,6 km
Es la distancia recorrida por el rover en este año en Marte. Su récord en un día fueron 320 metros el pasado
14 de febrero.
Punto de aterrizaje
y recorrido en días marcianos
1 DÍA EN MARTE
equivale a 1 día
y 37 minutos
terrestres
Vientos de
más de
150 km/h
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Localización actual del rover
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Es la distancia recorrida por el rover en este año en Marte. Su récord en un día fueron 320 metros el pasado
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y recorrido en días marcianos
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1 DÍA EN MARTE
equivale a 1 día
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Es la distancia recorrida por el rover en este año en Marte. Su récord en un día fueron 320 metros el pasado
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Vientos de
más de
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Es la distancia recorrida por el rover en este año en Marte. Su récord en un día fueron 320 metros el pasado
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Percy, como también se le conoce, es «el laboratorio más complejo jamás mandado a otro mundo», destaca Sánchez Lavega, director del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco. Ha costado 2.700 millones de dólares y se ha convertido en las manos, ojos y oídos de la humanidad en Marte con un equipamiento único:
Este es el Perseverance, un laboratorio que realiza su labor en un cráter del planeta rojo y que se hace selfies, sí, pero cuya complejidad y objetivo va más allá de retratar su aventura espacial. Estas son algunas de sus funcionalidades:
La cámara principal del rover tiene dos visores, separados por 24,2 centímetros, que pueden acercar, enfocar y tomar imágenes y vídeos en 3D a alta velocidad para permitir un examen detallado de objetos distantes. Sobre ellas se encuentra la SuperCam, que puede identificar la composición química y mineral de objetos a 7 metros de distancia.
Es una estación meteorológica diseñada en el Centro de Astrobiología de Madrid que realiza mediciones meteorológicas, incluida la velocidad y dirección del viento, la temperatura y la humedad. También mide la cantidad y el tamaño de las partículas de polvo en la atmósfera marciana.
Es un espectrómetro de fluorescencia de rayos X para determinar la composición de las rocas, cuyo trabajo ayuda a los científicos a buscar signos de vida microbiana pasada.
Ilumina el suelo con un láser ultravioleta para buscar compuestos orgánicos y minerales que han sido alterados por ambientes acuosos y que pueden dar pistas sobre vida microbiana pasada.
El objetivo de la misión es tomar 40 muestras a lo largo de seis años para que otra misión las traiga de regreso a la Tierra hacia 2030.
En su primer año ha recogido seis muestras de roca, una de las cuales falló porque está vacía.
De cara a una posible exploración humana de Marte, un objetivo de esta herramienta es producir oxígeno a partir de dióxido de carbono, que supone el 96% de la atmósfera marciana. Lo consiguió en abril del año pasado.
En sus primeros días, sus micrófonos grabaron sonidos de Marte, que Perseverance transmitió a la Tierra.
Y además de su labor como laboratorio, el Perserverance fue la nave nodriza del minihelicóptero Ingenuity, que llegó a Marte unido a la parte inferior del rover.
AUX STEP FOR JS
En total, el Perseverance cuenta con veintitrés cámaras, siete instrumentos científicos y dos micrófonos. «El oído es el último de los cinco sentidos que aún tenemos que ejercitar en el planeta rojo», apuntaba la NASA antes del viaje del rover hace ahora un año. Las cámaras dan la vista, las manos, brazos y pies robóticos, el tacto, los sensores químicos y minerales han permitido saborear y oler en Marte, pero no se había escuchado nunca antes algo así:
Activa el sonido para disfrutar de esta experiencia
Este es el audio obtenido y editado por los ingenieros de la NASA mientras el rover Perseverance recorría una sección del cráter Jezero, en la imagen, en los primeros días misión.
La atmósfera de Marte tiene una temperatura, densidad y química muy diferentes a las de la Tierra y eso afecta a cómo se escucha el sonido en su velocidad (tarda en llegar un poco más), en volumen (es más bajo) y en la calidad (se atenúa). Aquí se escucha volar al Ingenuity:
Por último, esta grabación fue realizada el 22 de febrero de 2021 y se puede escuchar algo de viento sobre el planeta rojo:
AUX STEP FOR JS
En cuanto a las imágenes, tres de las cámaras grabaron hace un año el tramo final del descenso del todoterreno, de una tonelada, descolgado por cables desde una grúa volante que luego salió disparada.
Momento
del aterrizaje
en Marte
Momento
del aterrizaje
en Marte
Momento
del aterrizaje
en Marte
Momento
del aterrizaje
en Marte
«El aterrizaje fue un momento muy emocionante», recuerda José Antonio Rodríguez Manfredi, del Centro de Astrobiología (CAB) de Madrid e investigador principal de la estación meteorológica de Perseverance. MEDA, como se llama el instrumento, es la principal aportación española a la misión y la tercera estación medioambiental diseñada por este ingeniero sevillano para Marte.
Allí funcionan también la que ideó para Curiosity, que aterrizó en el cráter Gale en agosto de 2012, y la de InSight, en Elysium Planitia desde 2018. «Las mediciones de presión hechas por MEDA los días siguientes al aterrizaje validaron los modelos atmosféricos empleados por la NASA y permitirán ajustarlos para futuros descensos en el planeta», adelanta.
La estación meteorológica MEDA,
en el momento de su puesta en marcha
Los objetivos de Perseverance son «buscar rastros de vida pasada, recoger muestras de rocas y sentar las bases para las futuras misiones tripuladas», resume el astrofísico Jorge Pla-García, investigador en ciencias planetarias del CAB. «Miramos el presente, buscando el pasado con un ojo puesto en el futuro», dice Rodríguez Manfredi. El pasado marciano está marcado por el agua y la posibilidad de que hace miles de millones de años surgiera la vida; el futuro, por la colonización humana de un mundo al que en el mejor de los casos llegaría la primera misión tripulada no antes de 2040.
«Marte tiene dos grandes estaciones, la de las nubes y la de las tormentas de polvo», explica Sánchez Lavega. Los tornados de polvo o 'dust devils' pueden tener en su base el tamaño de un campo de fútbol y llegar hasta los 8 kilómetros de altura. El polvo es una de las amenazas para el instrumental científico de hoy y para los exploradores humanos de mañana. «Es muy fino, de una o dos micras (una micra equivale a una milésima de milímetro), y se mete por todos los sitios. Es como el talco», indica el astrofísico vasco.
MEDA ha sido clave para uno de los grandes hitos de este primer año: los vuelos de Ingenuity. El minihelicóptero, de medio metro de altura y 1,8 kilos, se ha elevado sobre las arenas de Jezero en diecinueve ocasiones y acumula ya más de 34,5 minutos de vuelo.
El minihelicóptero Ingenuity
0,49 m
PANEL
SOLAR
ASPAS
CÁMARA
Peso: 1,8 kg
1,2 m
Fotografíado por el Perseverance en Marte
El minihelicóptero Ingenuity
0,49 m
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CÁMARA
Peso: 1,8 kg
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Fotografíado por el Perseverance en Marte
El minihelicóptero Ingenuity
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CÁMARA
Peso: 1,8 kg
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Fotografíado por el Perseverance en Marte
El minihelicóptero Ingenuity
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ASPAS
CÁMARA
Peso: 1,8 kg
1,2 m
Fotografíado por el Perseverance en Marte
La estación meteorológica española ha permitido a los técnicos de la NASA saber en todo momento si las condiciones eran propicias o no para el vuelo. «Nunca habíamos volado en Marte y todo ha ido muy bien», señala Sánchez Lavega. Ingenuity es una tecnología de demostración, como en 1997 lo fue Sojourner, el primero de los todoterrenos enviados al mundo vecino. Sus rotores miden 1,2 metros y sus cuatro aspas giran a unas 2.400 revoluciones por minuto, mucho más rápido que un helicóptero convencional «porque la densidad de la atmósfera de Marte es un 1% de la de la Tierra». En futuras misiones, drones como Ingenuity servirán de apoyo aéreo a los todoterrenos.
En el suelo, Perseverance ha descubierto que Jezero no es como se pensaba. «No esperábamos tanta diversidad geológica. Hay rocas ígneas, sedimentarias, zonas de dunas...», enumera Pla-García. Donde los científicos creían que iba a haber un lecho de material sedimentario, arrastrado por el agua, se han topado con rocas ígneas. «Son rocas fundidas que se enfriaron en contacto con el agua. Es un entorno propicio para buscar rastros de vida», asegura Rodríguez Manfredi. Son importantes también porque su análisis permitirá datar por primera vez una zona específica de Marte, aunque para eso habrá que traer muestras a la Tierra.
El taladro del todoterreno ha perforado ya seis piedras, y metido cinco núcleos de roca y una muestra de la atmósfera en sendos tubos. Perseverance está escribiendo así el primer episodio de una de las misiones más ambiciosas y complejas planeadas por la NASA y la ESA: traer un trozo de Marte a la Tierra. Exigirá mandar al planeta otro todoterreno, un pequeño cohete y una nave que traiga las muestras. «Si todo va bien, las tendremos aquí hacia 2031. Solo en nuestros laboratorios disponemos de la tecnología que puede responder a la pregunta de si hubo vida en Marte», dice Pla-García.
Un selfie del Perseverance en el cráter Jezero
Un selfie del Perseverance en el cráter Jezero
Un selfie del Perseverance en el cráter Jezero
Un selfie del Perseverance en el cráter Jezero
Eso ocurrirá años antes del asalto humano al planeta, para el que Perseverance ha dado el primer paso. Otra tecnología de demostración, MOXIE, consiguió en abril extraer oxígeno del dióxido de carbono que supone el 96% de la atmósfera marciana.
«Los astronautas necesitarán oxígeno para respirar y como combustible de las naves espaciales, y agua para beber y regar los invernaderos. Y es imposible llevar esos recursos de aquí, así que hay que obtenerlos allí a partir de la atmósfera y del agua que hay en el subsuelo», explica el astrofísico del CAB. El subsuelo es también donde podría haber rastros de vida pasada y, piensan los más optimistas, hasta actual. «La radiación ultravioleta lo esteriliza todo en la superficie», advierte Sánchez Lavega, quien recuerda que «Marte es el planeta que mejor conocemos y el más vigilado. Ahora mismo, hay allí cuatro laboratorios de superficie, seis observatorios orbitales y un minihelicóptero».
Texto Luis Alfonso Gámez
Diseño e infografía Sara I. Belled
Infografía Ignacio Sánchez
Vídeo Silvia Cantera
Edición Aitor Alonso
Fuentes Todas las imágenes han sido obtenidas de la NASA, así como la información para la elaboración de los gráficos.
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