Secciones
Servicios
Destacamos
Casado tres veces –su tercera esposa, Ann Druyan, es una extraordinaria divulgadora– y con una relación no siempre fácil con sus hijos, Carl Sagan nos hizo partícipes de la inmensidad del tiempo y del espacio y también de la fragilidad de la Tierra y de ... la democracia. En 1981, cuando la Voyager 1 se encontraba a 6.000 millones de kilómetros –20.000 veces más lejos que la Luna de la Tierra–, propuso a la NASA que la sonda sacara una foto de la Tierra. A las 5.58 horas del 14 de febrero, la 'Voyager 1' echó una última mirada a casa y fotografió un punto azul pálido en un rayo de sol. Un píxel que hace de esa imagen una de las mejores fotos de la Historia. Porque no es un píxel cualquiera. «Es nuestro hogar. Somos nosotros. Sobre él ha transcurrido y transcurre la vida de todas las personas a las que queremos, la gente que conocemos o de la que hemos oído hablar y, en definitiva, de todo aquel que ha existido», explica Sagan en su libro 'Un punto azul pálido'.
Junto con sus amigos Isaac Asimov, Martin Gardner y James Randi, fundó en 1976 el Comité para la Investigación Escéptica para intentar frenar el avance de la pseudociencia, desde la ufología hasta las mal llamadas medicinas alternativas. Debatió en la radio y la televisión con todo tipo de 'fabricantes de paradojas', como bautizó a los charlatanes pseudocientíficos en su libro 'El cerebro de Broca' (1974). Y dedicó su última obra publicada en vida, 'El mundo y sus demonios' (1995), a desmontar creencias pseudocientíficas como las abducciones y las posesiones demoniacas, y hacer una defensa de la ciencia, la razón y el humanismo.
Un cuarto de siglo antes de que en medio de una pandemia haya quedado claro el peligro de las noticias falsas, los populismos, los conspiranoicos y los antivacunas, mostró su temor a que la sinrazón se impusiera en el Estados Unidos de sus nietos. «La gente habrá perdido la capacidad de establecer sus prioridades o de cuestionar con conocimiento a los que ejercen la autoridad; nosotros, aferrados a nuestros cristales y consultando nerviosos nuestros horóscopos, con las facultades críticas en declive, incapaces de discernir entre lo que nos hace sentir bien y lo que es cierto, nos iremos deslizando, casi sin darnos cuenta, en la superstición y la oscuridad», vaticinó Sagan en 1996.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.