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Todo en el espacio es de una escala de dimensiones gigantescas. El Sistema Solar surgió hace 4.500 millones de años, la distancia entre la Tierra y el Sol es de 150.000.000 kilómetros, Venus es un 'planeta infernal' con temperaturas de 500 grados ... y al menos 85.000 volcanes… Esta semana se ha revelado otro de estos datos casi inimaginables. Se ha detectado la explosión de rayos gamma más brillante registrada hasta ahora. «Durante los 290 segundos -casi cinco minutos- que duró, se liberó aproximadamente mil veces más energía que la que ha emitido el Sol desde sus orígenes hace 4.500 millones de años», asegura Daniel Bjorn Malesani, astrónomo de la Universidad Radboud de los Países Bajos, que lo ejemplifica de otra forma: «Fue más brillante que la luz combinada de todos los cientos de miles de millones de estrellas de la Vía Láctea».
Tan colosal explosión se detectó el pasado 9 de octubre. Los especialistas centraron su atención en GRB 221009A -así la llamaron por sus siglas en ingles, Gamma-Ray Burst -, de inmediato. Malesani apuntó el Telescopio de Largo Alcance de Chile (VLT, por sus siglas en inglés) en su dirección. La situaron a la sideral distancia de dos mil millones de años luz. Las explosiones de rayos gamma son las más violentas del universo. Se cree que son causadas por el colapso de estrellas masivas, la colisión de estrellas de neutrones o la fusión de una estrella de neutrones y un agujero negro. Si son de larga duración, como es el caso, podrían ser también el 'grito de nacimiento' de uno de estos últimos, que se forman cuando el núcleo de una estrella masiva que gira rápidamente colapsa bajo su propio peso.
Los rayos gamma fueron descubiertos por primera vez en 1967 por su satélite cuya misión era detectar posibles pruebas con armas nucleares. En un principio se creía que tenían lugar dentro de nuestra propia galaxia, pero desde los años noventa del siglo pasado se considera que ocurren en puntos mucho más lejanos, como es el caso de GRB-221009A. Su energía es tal que pueden eclipsar galaxias enteras durante unos segundos. Pese a la distancia con la Tierra, sus efecto llegaron a notarse en la ionosfera: «Depositó alrededor de un gigavatio de energía en la atmósfera superior, lo que equivale a la producida por una central terrestre», explica Erik Kuulkers, científico del proyecto Integral de la ESA.
«Es setenta veces más brillante que las detectadas hasta ahora», insiste el astrónomo que ha estudiado este sorprendente evento, cuyo trabajo se ha publicado en la revista 'The Astrophysical Journal Letters'. Para entender su escala, una última comparación: la diferencia entre esta y una típica es la misma que entre la bombilla del salón de casa y los focos encendidos de un estadio deportivo, según Andrew Levan, compañero de Malesani en la Universidad de Radbound.
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