Despega por fin la Starliner, el 'taxi espacial' para competir con Elon Musk

El camino hasta conseguir que este nuevo 'taxi espacial' vuele ha sido una tortura tanto para la agencia espacial norteamericana como para Boeing, el gigante aeronáutico encargado de su construcción. El artilugio debía haber despegado por primera vez en 2015. Un año antes, la NASA había adjudicado contratos de 4.200 millones de dólares a la propia Boeing por seis vuelos y de 2.600 millones a Space X por nueve -la diferencia se explica porque esta última emplea sus propios cohetes reutilizables, lo que abarata sus costes-. La empresa del propietario de Tesla y X/Twitter cumplió su misión en noviembre de 2020 y ha llevado ya hasta en una decena de ocasiones a astronautas a la ISS. El objetivo de fondo era dejar de depender de Moscú para estas misiones, lo que venía ocurriendo desde 2011 tras el fin del programa de los transbordadores espaciales.

Desde entonces, los percances han sido la tónica habitual con un sobrecoste para la empresa de más de mil millones de dólares. El último, este mismo sábado, cuando la cuenta atrás se detuvo a apenas un minuto del despegue. «Los equipos han suspendido el intento de lanzamiento de hoy del vuelo de prueba tripulado del Starliner de Boeing debido a debido a una retención automática del secuenciador de lanzamiento en tierra», explicó la NASA. El 6 de mayo fue una válvula la que obligó a posponerlo. Antes, en 2016, 2017 y 2018 fueron anunciados vuelos que no llegaron a tener lugar. En 2019 sí que despegó sin tripulantes pero no logró acoplarse a la Estación Espacial por un problema de sincronización de los relojes que hizo que los cohetes casi se quedaran sin combustible. A la segunda, ya en 2022, fue la vencida y la Starliner estuvo unida a la Estación Espacial Internacional durante cuatro días.

El siguiente paso, transportar a astronautas, se agendó para el año pasado, se retrasó a abril de este año y se volvió a aplazar, como queda dicho, en mayo y junio. Los anteriores contratiempos habían estado relacionados con el sistema de paracaídas -la unión de estos con la nave no era lo suficientemente resistente- y con las cintas utilizadas en algunas partes para unir cables, que resultaron ser altamente inflamables.

La CST-100 'Starliner' -su nombre completo- tiene capacidad para transportar a siete astronautas a la órbita baja terrestre, está formado por una cápsula para la tripulación -esta parte es reutilizable- y un módulo de servicio, y es compatible con varios cohetes de lanzamiento, incluidos el Atlas V que la impulsará e incluso los 'Falcon 9' de Space X, su rival. El propio Musk ha felicitado a su competidor por el éxito de hoy.