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Miquel Barceló, el guía de la galaxia para varias generaciones de aficionados españoles a la ciencia ficción, ha muerto a los 72 años. Era ingeniero aeronáutico, informático y experto en energía nuclear, pero sobre todo fue el gran editor de un género muchas veces minusvalorado. ... Una referencia indiscutible en nuestro país, como antes Domingo Santos (1941-2018), que fue director de la añorada 'Nueva Dimensión', la revista más influyente en la historia de la ciencia ficción nacional.
Nacido en Mataró en 1948, a Miquel Barceló le abdujo la ciencia ficción de niño. «A los nueve años, quise coger un libro de los que mi padre tenía arriba del todo en la estantería para que yo no llegara. Me subí a un montón de sillas, con peligro para mi vida, y cogí 'Amos de títeres', de Robert Heinlein», recordaba en este periódico en 2000. Decía, entre bromas, que nunca se había recuperado del trauma que le produjo la historia de las babosas extraterrestres que se adhieren a la nuca de sus víctimas y se apoderan de su voluntad.
Así se adhirió a su cerebro la ciencia ficción, género que, reivindicaba, nació en 1818 con el 'Frankenstein' de Mary Shelley y creció con las obras de Julio Verne y H.G. Wells, aunque fue a mediados del siglo XX cuando recibió su impulso definitivo en Estados Unidos. Leía a todos, a los clásicos y a los nuevos autores, de quienes a partir de 1987 fue el introductor en España a través de la colección Nova, que se estrenó con la publicación de 'El Juego de Ender', de Orson Scott Card. En Nova cabía todo, no sólo la ciencia ficción dura, la centrada en los avances de la tecnociencia por la que Barceló sentía especial inclinación por su formación. Así, la colección incluyó obras de Greg Bear, Gregory Benford, David Brin, C.J. Cherry, Lois McMaster Bujold, Charles Sheffield, Connie Willis y Dan Simmons, entre otros
«Soy capaz de leer a Asimov y a Neil Stephenson, a Clarke y a Sheri Tepper. Me gusta casi toda la ciencia ficción mientras me sugiera cosas que me sorprendan, que no sean de mi mundo cotidiano y me hagan pensar si las podré ver o lo que podría suceder si las viera», decía. Consideraba la ciencia ficción «el mejor entrenamiento para vivir en el futuro» y ponía como ejemplo la reacción social ante la clonación. «En 1997, la gente se extrañó del nacimiento de la oveja Dolly por clonación. Los aficionados a la ciencia ficción no, porque empezaron a reflexionar sobre posibles consecuencias de la clonación humana desde que Aldous Huxley publicó 'Un mundo feliz' en 1932».
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Catedrático del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad Politécnica de Cataluña, traductor y crítico, firmó con Pedro Jorge Romero las novelas cortas 'Testimoni de Narom' (1998) y 'El otoño de las estrellas' (2001). Además, escribía desde los años 90 un artículo mensual sobre ciencia y ciencia ficción en la revista 'Tribuna de Astronomía y Universo' –hoy 'Astronomía'–, textos que recopiló en dos volúmenes bajo el título de 'Paradojas' (2000 y 2005). Pero su obra más popular fue 'Ciencia ficción. Guía de lectura' (1990), de la que publicó una versión revisada en 2015. Es un libro imprescindible para quien se aproxime al género, una guía para explorar una galaxia llena de extraterrestres, robots, invasiones, primeros contactos, avances científicos increíbles... Un universo que Barceló conocía y adoraba, en el que disfrutaba.
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