El león en peligro: nueve de cada diez ejemplares ha desaparecido en el último siglo

Todas las cifras en torno a estos animales son inquietantes. La peores, quizás, las ofreció el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) el pasado 9 de agosto, en la jornada previa a la celebración, el 10, del Día Internacional del León. Solo queda el 10% de los ejemplares que había hace un siglo, en los últimos 25 años su número se ha reducido a la mitad y ha desaparecido de 26 naciones. Esto hace que se encuentren en estado de «vulnerabilidad», según la categorización de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el organismo internacional de referencia. Es el paso previo al «peligro de extinción», donde se encuentran ya unas 5.200 especies. En esta lista se encuentran el 11% de las aves, el 20% de los reptiles, el 34% de los peces y el 25% de los anfibios y mamíferos.

Establecer que una especie está en peligro de extinción es una cuestión más compleja que contar el número de ejemplares. Se tienen en cuenta, sí, el tamaño de la población, pero también la cantidad de adultos en edad reproductiva y su área de distribución. En el caso del león africano, se agrupan en 62 poblaciones, de las cuales menos de la mitad albergan a más de un centenar de animales. Se reparten en solo 25 países del continente africano, de las que casi un 50% cuentan con menos de 250 individuos. En otras palabras, viven en poblaciones pequeñas y fragmentadas, lo que aumenta el riesgo para su supervivencia.

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Las principales causas de este acusado declive son la caza furtiva, el tráfico de especies, la pérdida de sus hábitats por la expansión agrícola y el conflicto con las actividades humanas. Son cazados para ser vender en mercados clandestinos para la comercialización de sus cráneos, pieles, dientes o su grasa. Sus garras se utilizan como elementos de bisutería. Y en algunos países asiáticos incluso se elabora vino con sus huesos, según denuncia la WWF. Hasta hace bien poco, se calculaba que se necesitarían más de mil millones de dólares al año para mantener las poblaciones de leones existentes dentro de áreas protegidas, una cifra que los autores del estudio citado de Oxford multiplican por tres, hasta los 3.000 millones. Esto choca con otro dato demoledor sobre la distribución de estos animales: casi todos ellos se encuentran dentro de países situados entre los más pobres del mundo.

Para poder analizar con más precisión la vulnerabilidad de las 62 poblaciones existentes, los investigadores crearon un «índice de fragilidad general» en el que tenían en cuenta factores ecológicos y sociopolíticos. Por ejemplo, un grupo de leones más reducido o una mayor densidad de personas y ganado son factores que contribuyen a una mayor fragilidad ecológica, mientras que niveles más altos de corrupción o un PIB per cápita más bajo contribuirían a una mayor fragilidad sociopolítica. «Si bien superficialmente las poblaciones de leones de Sudán y Benin pueden parecer similares, es probable que requieran diferentes niveles de inversión y tal vez incluso diferentes tipos de intervención para que la conservación tenga éxito. Invertir dinero en la conservación de los leones de Sudán puede resultar relativamente ineficaz a menos que se aborden factores sociopolíticos como la guerra civil», aseguran.

Por el momento, los esfuerzos para garantizar la supervivencia de este emblemático animal está teniendo cierto éxito en algunos lugares como el Parque Nacional Niokolo Koba (Senegal) y el Parque Nacional Gorongosa (Mozambique). Además, en Soknot, entre Kenia y Tanzania, existe un proyecto que persigue duplicar su número en 2050.