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La carrera espacial dará nuevos pasos adelante en las próximas semanas o incluso días. Si el pasado 25 de agosto la India logró el hito de situar una sonda en la cara oculta de la Luna -algo que ni siquiera habían logrado Estados Unidos ni ... Rusia, que fracasó en esta misma empresa solo unos días antes- con un presupuesto similar al de una gran superproducción de Hollywood, los siguientes protagonistas serán nuestro país y Elon Musk. El Miura 1 ya está de nuevo en la base de lanzamiento y la colosal Starship, el cohete más grande y potente jamás creado, ya ha recibido las correcciones requeridas por las autoridades estadounidenses para un nuevo ensayo. En ambos casos solo quedan por anunciarse las nuevas ventanas de lanzamiento.
PLD Space, la empresa ilicitana que ha construido el primer cohete español reutilizable, está comprobando que los inicios en la tecnología espacial no son fáciles. Le sucedió a la Nasa y a la Unión Soviética a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado. Entonces, en los albores de los primeros pasos de la humanidad fuera del planeta, eran muy frecuentes los errores. Más de la mitad de las tentativas acababan en explosión, según el libro 'Viajes interestelares. Historia de las sondas Voyager'. A los innumerables problemas técnicos se le suma la dependencia del impredecible tiempo. Poner en el espacio cualquier artilugio requiere de unas condiciones atmosféricas muy precisas. La velocidad del viento en superficie no puede superar los 20km/h, la atmósfera tiene también que estar calmada en altura y no debe haber ninguna tormenta próxima. En la primera tentativa, que tuvo lugar el 31 de mayo, fue el viento en altura el que obligó a cancelar el ensayo. En el segundo, el 17 de junio, fue una incidencia surgida a solo medio segundo del final de la cuenta atrás. Lo explicó Raúl Torres, uno de los cofundadores de la firma: «Hemos tenido un Abort automático debido a la no liberación de los umbilicales de aviónica, el resto estaban libres y el motor a empuje nominal».
Lo mejor de aquella fallida prueba fue que el Miura, de 12,5 metros de altura y bautizado así por la conocida raza de toros, no sufrió daños. El verdadero problema entonces fue la llegada del verano. «Posponemos el lanzamiento a partir de septiembre debido al obligado cumplimiento de la normativa en relación a prevención de incendios forestales, las altas temperaturas en Huelva y a la necesaria coordinación con la Guardia Civil», explicaron. Pasadas estas fechas, el cohete volvió a su base de lanzamiento el 5 de septiembre. Solo queda anunciar la fecha del tercer intento. Mientras esto ocurre, la empresa sigue adelante con su verdadero objetivo, el Miura 5, un cohete tres veces más alto y con mayor capacidad de carga. Su construcción ya está en marcha, como ha mostrado PLD Space en su cuenta de X -antigua Twitter-.
Bringing life to MIURA 5! Exciting times ahead!#MIURA5 pic.twitter.com/EccaBu7Bdb
— PLD Space (@PLD_Space) September 11, 2023
Se espera que despegue desde la Guayana francesa en 2024. Hace unos meses se firmó un acuerdo con la Agencia Espacial Francesa para que este sea lanzado desde la base ELM-Diamant, en Korou, que cuenta con dos ventajas fundamentales, décadas de experiencia en esta complicada maniobra y poder alcanzar cualquier órbita. De tener éxito en esta tercera tentativa, España se convertiría en el décimo país con capacidad para mandar satélites al espacio.
Al otro lado del Atlántico, Elon Musk tiene listo ya su remozada Starship -llamada ahora Ship 25-, una colosal nave que con sus 120 metros de alto y nueve de diámetro -»en futuras versiones podría ser entre un 10 y un 20% más grande», según Space X, la empresa que lo ha construido- es la más grande y potente jamás construida. A diferencia del Miura, la Starship sí logró despegar el pasado 20 de abril, pero explotó cuatro minutos después -días antes, el 17, se había cancelado el lanzamiento tras haberse congelado una pieza-. Ocurrió cuando la nave -la Starship propiamente dicha; por extensión, da nombre a todo el artefacto- se debía separar del SuperHeavy, el cohete que la impulsa.
Pero el gran problema no estaba ahí, sino en la rampa de lanzamiento. La enorme potencia de sus 33 motores, con una potencia de empuje de 4.500 toneladas capaces de generar temperaturas de 3.000 grados, destrozó la plataforma. Fragmentos de hormigón salieron despedidos a medio kilómetro de distancia. Desde entonces, Musk y sus ingenieros se han afanado en reforzar la plataforma con placas de acero refrigeradas con agua y otro medio centenar largo de correcciones exigidas por las autoridades estadounidenses, que incluyen rediseños del hardware para evitar fugas e incendios, revisiones adicionales en el proceso de diseño y análisis y pruebas adicionales de sistemas y componentes. En total han sido 63 los cambios exigidos y, según la empresa, ya han sido aplicados -al menos, 57 de ellos, porque los siete restantes corresponderían a vuelos posteriores-.
El éxito de este cohete es fundamental para el proyecto Artemisa, que persigue llevar de nuevo al ser humano a la Luna en 2025. Es el encargado de llevar a los astronautas, incluida la primera mujer, la estadounidense Christina Koch, al satélite terrestre.
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