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Los seres humanos no somos los únicos que nos enzarzamos en guerras. En los años setenta se descubrió que los chimpancés, nuestros parientes primates más cercanos, se enfrentaron en una guerra civil durante cuatro años en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania. La famosa ... primatóloga Jane Goodall la bautizó como 'La guerra de los 4 años'. El conflicto estalló con el asesinato de 'Godi', un macho del clan de los Kahama que se encontraba comiendo entre las ramas de un árbol, cuando se vio rodeado por ocho chimpancés de los Kasakela, un grupo rival. Entre todos le atraparon y golpearon durante cinco minutos hasta su muerte. Acabarían matando a todos los machos kahama y las hembras integrándose en el grupo. En 2018 estalló una segunda guerra civil, esta vez en Ngogo ,Uganda. 'Errol', un joven macho de 15 años, fue atacado brutalmente por tres ejemplares de un grupo rival. Le arrancaron un testículo y algunos de sus huesos quedaron a la vista. Hasta donde se sabe, el conflicto sigue abierto.
La imagen que se tiene de los bonobos es muy diferente. Esta especie de chimpancés pigmeo es conocido por todo lo contrario. Zanjan sus conflictos con carantoñas y relaciones sexuales, incluidas las homosexuales. Sin embargo, un estudio publicado este viernes en la revista 'Current Biology' podría obligar a revisar el estereotipo que les dibuja como unos 'monos amorosos'. Según sus autores, los bonobos macho participan en más agresiones que sus iguales chimpancés. En ambos casos esta característica les da más oportunidades de apareamiento. «La idea no es invalidar la imagen de que los bonobos son pacíficos; la idea es que hay mucha más complejidad en ambas especies», dice la antropóloga y autora principal Maud Mouginot, de la Universidad de Boston.
Los investigadores se centraron en la agresión de los machos. Para comparar el comportamiento de ambas especies, estudiaron a 12 bonobos de tres comunidades de la Reserva Kokolopori Bonobo, en la República Democrática del Congo, y 14 chimpancés del mencionado Parque Nacional Gombe. Recogieron sus actividades durante un día entero, especialmente el número de interacciones agresivas, con quiénes eran y si eran ataques como empujones o mordiscos, o persecuciones. El resultado les sorprendió: descubrieron que los bonobos participaron en interacciones 2,8 veces más agresivas y en el triple de agresiones físicas.
Otra diferencia es que los bonobos macho atacaban casi exclusivamente a otros machos mientras que los chimpancés tendían a atacar más a las hembras. Estos también tendían a hacerlo más en grupo que sus parientes más pequeños. Los investigadores creen que estas coaliciones podrían explicar el menor número de agresiones entre los chimpancés porque las disputas que involucran a muchos machos pueden provocar más daños y debilitar al grupo frente a otros clanes. En los bonobos esto no ocurre. La mayoría de sus disputas son uno a uno y a diferencia de sus parientes cercanos, nunca se les ha observado matándose entre sí y no se cree que sean territoriales, lo que deja a sus comunidades libres para discutir entre sí.
Lo que no pudieron establecer son las consecuencias que tuvieron las agresiones documentadas, algo que esperan poder hacer en el futuro. También quieren comparar el comportamiento agresivo en otros grupos de chimpancés y bonobos, ya que es posible que el comportamiento varíe entre comunidades y subespecies.
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