Secciones
Servicios
Destacamos
¿Recuerdan la película 'Balto, la leyenda del perro esquimal'? En ella, un heroico can lograba guíar en Alaska a sus compañeros de trineo en pleno invierno de 1925 para llevar vacunas contra la difteria a la población de Nome y sus alrededores, donde había ... estallado una epidemia de difteria, una enfermedad que puede resultar mortal en los niños. Balto recorrió el último tramo, unos 87 kilómetros de los más de mil kilómetros que separan la mencionada Nome de Nenana, a donde las vacunas habían llegado en tren desde Anchorage. Tal éxito tuvo esta película de dibujos animados estrenada en 1995 que le siguieron dos secuelas. Mucho antes, desde el 17 de diciembre de 1925, una estatua de bronce en Central Park recuerda su hazaña. Cuando murió en 1933 a los 14 años en el zoo de Cleveland, fue disecado.
Esto último ha permitido que cuando han pasado casi cien años de aquella epopeya, los científicos hayan podido secuenciar su ADN y compararlo con la de los canes modernos. «Procedía de una población de perros de trabajo que eran diferentes de las razas modernas y estaban adaptados a las duras condiciones», explican los autores en un estudio de investigadores de la Universidad de California-Santa Cruz que se publica este jueves en la revista Science.
Para elaborar este análisis, secuenciaron el genoma del animal gracias a las muestras extraídas de sus restos, que se hallan en el Museo de Historia Natural de Cleveland, y los compararon con 682 genomas de perros y lobos modernos, además de con otras 240 especies de mamíferos. Descubrieron que Balto, un mestizo de husky siberiano, además de compartir solo una parte de sus genes con estos, pertenecía a una población de perros de trineo genéticamente más diversa que las razas modernas y que contaba con variantes genéticas que le pudieron haber ayudado a sobrevivir en entornos tan extremos como Alaska. En concreto, compartía ancestros con los perros de trineo de Alaska, los de Groenlandia, una raza vietnamita y el mastín tibetano. «Tenía variantes en los genes relacionados con el peso, la coordinación, la formación de articulaciones y el grosor de la piel, lo que se esperaría de un perro criado para correr en ese entorno», explican.
Balto había nacido en 1923 y fue criado por Leonhard Seppala, un criador de perros de origen noruego que había llegado a Alaska en busca de oro y terminó haciendo carrera como guía de perros ('musher'). Hasta llegó a participar en los Juegos Olímpicos de invierno de 1932. Algunos le atribuyen haber llevado desde Siberia al husky siberiano que los nativos del otro lado del estrecho de Bering utilizaban para trabajar. Los modernos ejemplares de esta raza, grises y blancos, tan comunes ahora, se parecen muy poco a Balto, que era negro con solo algunas 'manchas' blancas. «Es realmente interesante ver la evolución de perros como Balto, incluso en los últimos 100 años. Era muy diferente de los perros esquimales siberianos modernos, que desde entonces han sido criados buscando unos rasgos físicos determinados, pero también de los perros de trineo de Alaska que trabajan en la actualidad», añaden.
Balto fue clave en las dos últimas postas de la que ha sido conocida como 'carrera del suero'. En pleno invierno en Alaska, con temperaturas inferiores a los 30 grados bajo cero, la navegación imposibilitada por el hielo y descartada también la vía aérea en semejantes condiciones, no quedó más remedio que recurrir a los trineos tirados por perros para llevar hasta la población de Nome las vacunas contra la difteria, una enfermedad infecciosa que afecta principalmente la garganta y las vías respiratorias superiores y puede ser mortal en niños. Así se distribuía el correo al fin y al cabo. Se transportaron en tren 300.000 unidades del remedio en una especie de cilindro de nuevo kilos desde Anchorage, la ciudad más grande, hasta Nenana. Desde aquí a su destino quedaban más de mil kilómetros.
Comenzó entonces una carrera contra el tiempo en la que participaron a relevos 20 'mushers' y más de un centenar de perros. Balto y otros doce canes, guiados por Gunnar Kaasen, tenían que cubrir el tramo entre Bluff y Point Safety. Fueron 47 kilómetros en una noche infernal. Cuando llegaron a su destino, el siguiente guía estaba dormido, con lo que Kaasen decidió seguir adelante y completar el tramo final hasta Nome. En total fueron 87 kilómetros que hicieron de Balto una leyenda a la que ahora estudian su ADN y se le recuerda también en la 'Iditarod trail race', una prueba de trineos entre Anchorage y None. Por cierto, en la original también participó Seppala. Según algunas versiones, fueron este y Togo, otro husky siberiano, los que hicieron el tramo más peligroso y extenuante. Disney hizo una película en 2020 protagonizada por Daniel Defoe.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.