El sexo adolescente, por su nombre

Los creadores, Nick Kroll y Andrew Goldberg, no tuvieron que ir muy lejos para buscar la inspiración. Estaba ahí mismo, en sus propias experiencias personales. Tan solo era necesario aportar una mirada adulta 'que llame a las cosas por su nombre', a esas que da pudor pronunciar en voz alta cuando uno tiene 12 años.

Contado así, este artículo podría referirse tanto a 'Big Mouth' como a una creación de Seth MacFarlane, o a la mismísima 'South Park'. Sería la conclusión lógica tras ver al 'Monstruo de las hormonas' -caracterizado con un pene por nariz- llamando "ordinario y asqueroso" al protagonista, cuyo dilema existencial gira en torno a masturbarse (o no) mientras su amigo duerme; o la escena de tampones cantando o al papel que le otorgan a los testículos en una cancha de baloncesto o...(etc).

Lo que en los primeros (incluso segundos) 25 minutos rompe nuestros esquemas, rozando momentáneamente lo escatológico; lo que nos parece misóngino a ratos e incluso despiadadamente cruel, nos lleva a una reflexión instrospectiva: ¿y si la irreverente caricatura es más real de lo que pensamos? ¿y si éramos así? ¿y si, al menos, lo pensábamos? ¿y si...?

'Big Mouth' se aferra sin distinción a situaciones 'cuasi-vulgares' (mientras Nick ve penes por todas partes', su amigo Andrew está permanente excitado), o a otras más emocionales (¿novios o solo amigos?) que evolucionan durante ese tortuoso camino a la vida adulta. Andrew es el mejor ejemplo de ello: de sucumbir a los deseos del 'Monstruo de las Hormonas' a cuestionar sus impulsos.

Donde unos ven una descarnada y sarcásticamente realista reminiscencia de aquellos años de juventud, otros ven un relato desagradable, 'juvenilmente' humillante que, de no tratarse de una ficción animada, estaría próxima a la pornografía infantil. Claro que, en la vida real unos cuantos de miles siguen predicando que la masturbación es pecado.

Conocedores de que este útlimo no es su público objetivo, hombres y mujeres, niños y niñas, salen igual de bien-mal parados: solo hay que esperar al segundo capítulo para asistir al paródico homenaje a la menstruación: mientras que en nuestra cabezas suena 'Everybody Hurts' de R.E.M, en la pequeña pantalla, un tampón tararea 'Everybody bleeds'.

El espectador que esté pensando en lanzarse al 'binge watching' estará planificando un primer gran error. Esto no es 'Stranger Things'. También yerrará quien tras ver el primer capítulo la abandone porque solo ha encontrado una retaíla de chistes más o menos burdos sobre la adolescencia. Siendo, aún así, válido el argumento anterior, la ficción coge forma con el paso de los capítulos reconvirtiéndose en una comedia profunda e incluso inteligente. Y bruta, sí. Eso no deja de serlo en ningún momento.

Porque, ahora en serio, ¿cómo recordamos nuestros 12 años?

La primera temporada de 'Big Mouth' está disponible en Netflix desde el 29 de septiembre de 2017.