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Rodrigo Errasti Mendiguren
Martes, 23 de diciembre 2014, 17:17
2014, el año que la selección apostó por Diego Costa para solucionar sus problemas con el gol, pasará al recuerdo como el que trajo de nuevo la palabra fracaso a la selección. El reto era mayúsculo, conseguir un segundo campeonato consecutivo, pero España estuvo lejos ... del nivel competitivo necesario en el Mundial. El punta, con unos registros espectaculares con el Atlético y ahora en el Chelsea, protagonizó una polémica nacionalización y en Brasil acaparó toda la ira de los hinchas locales, dolidos por la 'traición de Costa' y temerosos de un nuevo éxito de 'La Roja'.
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Nada más lejos de la realidad. La participación mundialista fue un desastre. Lo mejor ofrecido por un español en el Mundial fue la imagen de Puyol portando la Copa del Mundo en el césped de Maracaná. Ningún otro estuvo a la altura de la estrella lograda en Sudáfrica. «Me entran ganas de llorar, pero mantengo el tipo. Es importante saber perder, a la gente se le conoce en las derrotas», explicó en una entrevista a este medio Vicente del Bosque en el Arena da Baixada a modo de resumen nada más terminar el torneo más corto que se recuerda a España, que para el partido 19 de los 64 previstos en el torneo ya estaba eliminada.
En Curitiba, lugar elegido de modo erróneo como cuartel general, salió todo lo peor de España. En esa fría ciudad, la generación más gloriosa se descompuso como grupo y mostró lados desconocidos. Quizá estar tan aislados de todo, provocó que muchos de los futbolistas fueran egoístas, tal y como había anunciado su entrenador, y lo mostrasen en sus comportamientos sin rubor alguno.
Si alguien ha acaparado comentarios en la selección ha sido Gerard Pique. Llegó físicamente justo al Mundial, tras una mala campaña en el Barcelona. Lo pagó ante Robben, que le sacó los colores en el doloroso 1-5 del estreno, y fue suplente ante Chile. 'Lesionado' ante Australia en el entrenamiento previo quedó marcado por su comportamiento para el grupo, aunque Del Bosque le defendió. El catalán anunció en verano que lucharía por volver "a ser uno de los mejores centrales del mundo" pero sólo acaparó comentarios por la polémica y no por su juego. En las redes sociales mostró que estaba en la manifestación de la Diada en Barcelona reclamando el derecho a voto sobre la independencia de Cataluña... días después de que en la anterior convocatoria no fuese citado tras hablar con Del Bosque debido a unas molestias en la cadera que Luis Enrique, su entrenador en el Barcelona, dijo desconocer.
En octubre, cuando ya no era titular para el técnico asturiano, Del Bosque le rescató pese a todo lo sucedido anteriormente y el central salió a explicar su comportamiento, negando que fuera incoherente, recordando que está «supercomprometido» con la selección. «Si no, no estaría aquí. Lo he dicho muchas veces, pero o no se me escucha o no se me entiende. Estoy a favor de la consulta, que es democrática. Me siento supercomprometido, con el staff, con María José (Claramunt) y con el presidente (Ángel Villar). Me he sentido como uno más, de la familia. Siempre que quieran que vengan estaré encantado de venir. Agradezco la llamada por mi situación en el Barcelona», explicó, antes de decir que no se siente vigilado. «No sé si se me mira con más o menos lupa. Expreso mis opiniones. Soy futbolista pero primero soy ciudadano. Tengo las ideas muy claras. Si me tengo que involucrar lo hago. No me afecta en mi profesión. Otra cosa es la opinión pública. Cada uno tiene su opinión y lo respeto perfectamente. Pero lo importante es que rinda en el campo y haga mi trabajo. Yo rindo en el campo, nada más», dijo, dejando claro que defiende el derecho del pueblo catalán a expresarse «Es democrático que la gente opine». Piqué llegó a ser increpado durante el entrenamiento por dos aficionados, a los que se invitó a dejar el recinto, que no deseaban que siga jugando con una selección en la que lleva ya 62 partidos. «No los escuché. Es lo que hay. No puedes gustar a todo el mundo y tampoco lo pretendo. La información no llega igual a todo el mundo. No he dicho nada malo ni contra nadie. No estoy pidiendo la independencia, sino la consulta. Estoy a favor de una consulta para la que salen 1.800.000 personas a la calle para reclamarla. Creo que no es muy difícil de entender. No estaría en la selección si no la sintiera. Quiero estar con los jugadores que forman parte de esta plantilla para conquistar Mundiales y Eurocopas», reconoció.
Al día siguiente, participó del triunfo ante Luxemburgo y al terminar el encuentro regresó junto a Shakira en un vuelo privado a Barcelona. Decidió ir al casino con su hermano, la guardia urbana de la capital les paró y tuvo un altercado verbal con uno de los policías a altas horas de la mañana. Fiel a su carácter, se disculpó en las redes sociales con un mensaje que repetía lo dicho por el Rey Juan Carlos I tras su incidente en Bostwana. "Lo siento me he equivocado, no volverá a suceder".
Tras confirmarse el descalabro deportivo, una mezcla de grupo veterano justo físicamente y una mala planificación, el cante lo dio Xabi Alonso al criticar la actitud del grupo sin ponerse por delante el primero y tuvo que rectificar después ante sus compañeros, con los que no tenía 'feeling' desde hace tiempo, y contar primero entre pasillos que se iba y después negar la mayor con el micrófono abierto. No fue el único: Cesc se enfadó en un entrenamiento intrascendente con su seleccionador tras anunciar el día antes del debut que cambiaba de equipo, Casillas eligió terminar su tarde libre con su pareja en lugar de hacer grupo en la comida de toda la delegación, Pique tomó el sol antes de un partido oficial del que se cayó por unas molestias a última hora tras unos días descentrado por ser suplente ante Chile y haber tenido a su pareja en el mismo de hotel de concentración en Washington, los capitanes dejaron el marrón de aparecer para dar la cara ante los aficionados (representados en los medios presentes) a jugadores con escaso protagonismo y culpa en la debacle, Villa se cabreó al ser sustituido en su último día como internacional y Jordi Alba insultó a un periodista primero en la zona mixta del estadio y después en el avión oficial sin que los directivos frenasen la mala educación indigna de un deportista. En ese avión de regreso no estaba Costa (tampoco Piqué y Cesc Fàbregas) quien dejó vestido de calle el estadio y evitó volver con el grupo a España, donde pese a lo sucedía había centenares de aficionados en la puerta de llegadas de Barajas para verles aunque nadie avisó de ello a los jugadores que no pasaron por allí.
A vueltas con el «compromiso»
Algo se quebró en Brasil, aunque Del Bosque, quien decidió continuar y tratar de volver a pegar esos trozos para crear una nueva obra. Ganas y clase hay, aunque parece que falta «compromiso». Al menos para Ramos, que acusó de no tenerlo a Cesc y Costa, ausente desde que tras 515 minutos lograse marcar su primer gol con España después de un recital de ocasiones marradas. «Ojalá a partir de hoy salgan las cosas bien. Me estaba costando pero ya me quité la presión. Tengo que dar las gracias por el apoyo del míster. Cada partido me daba una nueva oportunidad», dijo. Volvió tocado de ese partido, Mourinho se quejó y el seleccionador optó por darle descanso ante Bielorrusia y Alemania para que se recuperara de sus molestias físicas. «Diego Costa y Cesc deberían haber dado alguna explicación pública ya que pueden crear alguna duda, no sólo en algún compañero, sino de cara a la afición. Si hubiese sido yo [el acusado de borrarse] no lo hubiese permitido. Hubiese salido a hablar para explicar si no vengo por sto o por lo otro. Qué menos que dejarlo claro, para que nadie especule y saque cosas que no son reales», aireó Ramos antes de entrar a valorar los problemas físicos de Diego Costa: «Se puede decir pubis. Otra cosa es que lo tengas o no. De lo que decimos a lo que tenemos hay un mundo. Obviamente, desde tu club puedes mandar una información u otra y creértela o no. Me gustaría que los jugadores tengan un compromiso con la selección igual que con su club. Hay que transmitir ese compromiso a todos los que vengan nuevos. Es al fin y al cabo lo que marca la diferencia». Días después Del Bosque afeó la conducta de Ramos, que nunca rectificó sus palabras. También le pegó un palito a José Mourinho, quien ironizó sobre los conocimientos médicos del andaluz: «No creo que Sergio tenga un máster en Medicina antes de hablar de mis jugadores». «Cada uno debería opinar de lo que pasa en nuestra casa», recomendó el técnico salmantino y volvió a defender a Costa, protagonista en el inicio y final de año.
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