Mateo Balín
Martes, 23 de diciembre 2014, 12:36
Pese a su conocido desapego al foco mediático y a su carácter reservado, el juez Pablo Ruz se ha convertido a su pesar en el protagonista de los dos procesos judiciales que han salpicado definitivamente al Gobierno, el caso Gürtel y la caja B ... del PP detallada en los papeles de Bárcenas.
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El quinto año de la investigación de una trama corrupta que ha afectado a altos cargos populares en varias comunidades ha sido definitivo para aclarar, por un lado, el sombrío horizonte judicial que tiene por delante la formación de Mariano Rajoy y, por otro, la fecha de caducidad del propio Ruz en el juzgado de la Audiencia Nacional, donde se encuentra interino en comisión de servicios desde 2010.
Es indudable que el 2014 judicial para el Gobierno y el PP ha sido como una espina clavada en la garganta que ni siquiera la cacareada recuperación económica que pregona el Ejecutiva consigue arrancar. Al final, todo indica que la espina de Gürtel y Bárcenas requerirá intervención quirúrgica y las consecuencias políticas se podrán ver en 2015, año electoral.
Ahora se trata de que empiece a verse la recuperación, no de hablar del caso Bárcenas, afirmó allá por el 31 de enero pasado Soraya Sáenz de Santamaría. La demanda de la vicepresidenta no solo fue ignorada, sino que el 28 de octubre el propio Rajoy se vio en la obligación de pedir disculpas a los ciudadanos por los casos de corrupción. "Entiendo y comparto la indignación", dijo.
Otoño negro
Una reacción lógica debido a la deriva que iban tomando las citadas causas. La instrucción de la caja B ha ido sumando indicios, abriendo nuevas líneas de investigación. En abril el extesorero del PP aseguró al juez Ruz que todas las sedes regionales del partido tenían contabilidad opaca. En junio, el PP volvió a los tribunales para dirimir el despido improcedente de Bárcenas, que reclamaba 900.000 euros y perdió. Y a finales de ese mes el juez concluyó la pieza central de Gürtel con la imputación de 45 personas, entre ellas tres extesoreros populares.
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Pasó el verano y llegó el otoño negro para el PP. En octubre fue imputado el exministro Ángel Acebes; el juez confirmó que las obras de la sede nacional de Madrid se pagaron con 1,7 millones en negro; se desató el caso Púnica que volvió a salpicar a altos cargos populares y llegó las mencionada petición de disculpas de Rajoy.
Pero la guinda de la instrucción de Ruz se puso el 26 de noviembre con el auto de cierre de Gürtel época uno, al que va 1999 a 2005. La exministra Ana Mato era declarada responsable civil a título lucrativo por beneficiarse con la trama, también el PP como sujeto jurídico. Mato dimitió de inmediato, horas antes de un pleno monográfico en el Congreso sobre las medidas anticorrupción del Gobierno. Pero en el partido nadie tomó ese camino.
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Tras la bomba política, el foco se puso en el juez y su situación de temporalidad en la Audiencia. Pese a que el Consejo General del Poder Judicial tenía la posibilidad de renovarle hasta junio de 2015, decidió sacar la plaza de su juzgado a concurso, junto a las de 38 órganos en la misma situación. Ruz seguirá hasta marzo, pero le dan la oportunidad de acabar las dos instrucciones en curso. El juez no ha tomado una decisión, pero es seguro que seguirá investigando con paso firme hasta marzo.
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