España logra el apoyo de 30 países en su Alianza contra la sequía

En una breve presentación que ha contado con la presencia de los principales líderes mundiales, Sánchez ha anunciado la aportación inicial de cinco millones de euros para la puesta en marcha de esta Alianza. «Animo a que todos los países se sumen y aporten recursos», ha destacado el presidente del Ejecutivo.

Esta no es la única inversión del Gobierno de España en materia climática, «no podemos permanecer indiferentes», ha pedido Sánchez ante el plenario de la Asamblea. Al montante destinado a la Alianza, España añade tres millones de euros para impulsar la red de alerta temprana de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dos millones para la Red de Santiago para catalizar asistencia técnica a países vulnerables y, por último, las cuentas públicas españolas destinarán 20 millones adicionales al Fondo de Adaptación.

En su intervención ante el resto de líderes mundiales, Sánchez ha anunciado que en breve España aprobará una Estrategia de Financiación Climática Internacional, y ha recordado que han sido el primer país en contribuir al fondo para la Resiliencia y la Sostenibilidad del Fondo Monetario Internacional.

De momento, la iniciativa cuenta con el apoyo de 30 países y 20 organizaciones y ha obtenido el primer compromiso internacional plasmado por Kenia en la intención de plantar 5.000 millones de árboles en los próximos 5 años, y 10 billones de árboles en 10 años.

El concepto sequía no es un término que se quede en el continente africano, «Estados Unidos ha vivido una de las peores sequías en los últimos 100 años; Europa también y en el Cuerno de África no se registra una similar desde hace cuatro décadas», ha recordado Naciones Unidas en el inicio de la presentación. Esta Alianza está concebida, explican los gobiernos español y senegalés, como una plataforma de colaboración para aglutinar el impulso político y promover acciones que apoyen la lucha contra la sequía extrema. «Conocemos la tecnología y tenemos las herramientas necesarias para hacerlo», ha señalado Sánchez.

De 1998 a 2018, la sequía dejó pérdidas económicas cercanas a los 125.000 millones de dólares en todo el mundo. «Sólo en África, 700 millones de personas se verán desplazadas», ha advertido Sall. El último informe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) señala que la frecuencia de las sequías ha crecido un 29% desde inicios del S.XXI. «El cambio climático tiene gran parte de responsabilidad», advertía a principios de año uno de los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). De hecho, su investigación revela que tres de cada cuatro personas en el planeta vivirán en condiciones más secas y con escasez de agua.

Ver caer la lluvia en algunas partes de África es una quimera, «el Cuerno de África lleva cinco años sin llover», asegura Sánchez. Las precipitaciones cada vez son más esporádicas y más concentradas, pero no sólo sucede en el continente africano. España cerró el pasado mes de septiembre su tercer año hidrológico más seco desde que hay registros.

Los pluviómetros de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) recogieron de media 473 litros por metro cuadrado, lo que supone un 25% menos que la lluvia habitual. «En España, llevamos años viviendo la amenaza de la sequía y por ello queremos compartir nuestra experiencia y conocimiento en esta Alianza», ha explicado Sánchez.

«La ciencia nos dice que tendremos más episodios de sequía», ha señalado Andrea Meza, secretaria ejecutiva adjunta de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación. «Tenemos que estar preparados para la próxima sequía».

Para 2050, las perturbaciones climáticas, incluidas la sequía, los fuertes vientos y las lluvias, podrían costarle a la economía mundial unos 5,6 billones de dólares, según un informe publicado en agosto por la consultora de ingeniería ambiental GHD.

La iniciativa también colaborará con otras plataformas, incluyendo la iniciativa lanzada por el secretario general de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Meteorología (OMM), con el propósito de conseguir la cobertura universal de los sistemas de alerta temprana e iniciativas regionales para aprovechar al máximo los beneficios del trabajo conjunto en materia de resiliencia ante la sequía.