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A. Herranz
Jueves, 8 de septiembre 2022, 08:14
Son un icono y uno de los elementos más característicos de las centrales nucleares. Son, también, recurso habitual en el que las protestas ecologistas sitúan sus carteles. Y, cuando están humeantes de vapor, una fotografía recurrente. Pero, además, son un componente importante para el funcionamiento ... de las centrales nucleares, especialmente en zonas o momentos de altas temperaturas o sequía: las torres de refrigeración.
De hecho, si Francia, uno de los países que más apuestan por la energía nuclear (tiene 19 centrales y 56 reactores), hubiera apostado por estas torres de refrigeración en sus nucleares, no hubiera tenido que enfrentarse a la decisión de parar muchos de ellas este verano ante la falta de agua para refrigerarlos.
Para funcionar, la energía nuclear sigue un ciclo termodinámico. Las centrales necesitan evacuar calor, para lo que se utiliza la refrigeración con agua. Esta puede provenir de torres de refrigeración o proceder directamente de recursos como el mar, los ríos o los lagos (bien sean naturales o artificiales).
En el caso de Francia, las construcciones de las plantas nucleares están hechas de tal forma que cogen y devuelven el agua directamente a los ríos. Ante olas de calor como las vividas este verano en toda Europa, los galos han tenido que parar sus reactores nucleares para no devolver a los ríos el agua a altas temperaturas, lo que podría provocar la alteración de los ecosistemas naturales de los caudales.
«En España no ocurre lo mismo porque nosotros tenemos torres de refrigeración que cogen el agua del río (lo mismo que las instalaciones francesas) pero la refrigeran, de manera que solamente se devuelve al río el agua ya refrigerada. Esto hace que no te afecten tanto las olas de calor porque, obviamente, sí se necesita más agua de lo que sería lo normal para funcionar», explica Yolanda Moratilla, presidenta del comité de energía del Instituto de Ingeniería de España.
En cualquier caso, esta especialista en la materia asegura que una central nuclear no tiene unas necesidades de agua muy intensas. «Una de las cátedras de la Universidad ICAI hizo un cálculo del consumo de agua necesario y no llega al 2% de la cantidad que lleva el río Manzanares, un río de Madrid que no tiene apenas caudal», explica, añadiendo que «el agua que necesitan si tienen torres de refrigeración es pequeña y totalmente asumible, incluso en momentos de sequía».
Las torres de refrigeración almacenan el agua de los caudales. Gracias a su peculiar forma pro crónica, posibilitan que entre aire por abajo y, a contracorriente, se le enfrenta al agua que hay que refrigerar. Este choque produce que se pulvericen gotas de agua que, al unirse al aire, suben. Son gotas que están calientes y producen ese humo o vapor de agua que vemos salir de las torres.
El resto del agua cae, pasando a estar refrigerada y, por tanto, la que vuelve al cauce de los ríos. «La torre de refrigeración incorpora el calor del agua a una corriente de aire, que sale en forma de aire saturado y, por tanto, húmedo», detalla Morilla, quien aclara que ese agua que se utiliza para refrigerar la central nuclear no está contaminada porque «nunca están en contacto con el agua de recuperación de las centrales».
La presidenta del comité de energía del Instituto de Ingeniería de España cree que estas torres de refrigeración son clave si Francia quiere seguir apostando por la energía nuclear, teniendo en cuenta el calentamiento global y la posibilidad de que cada ve haya más olas de calor y sequías.
«Tendrán que apostar por estas torres de refrigeración si quieren seguir apostando por la nuclear para no tener que enfrentarse a paradas de las centras si hay olas de calor», defiende. «Puede que en el momento en el que las construyeron no tuvieran un problema con el agua ni con las colas de calor, pero si vamos a tener estos episodios de calor extremo todos los años, puede ser un problema si no tienes este componente en tus infraestructuras», añade.
Además, considera que la nuclear es clave para desgasificar la electricidad, también en España. «Hay que tener el máximo de renovable posible técnicamente y combinarlo con la energía nuclear, porque es la que permite introducir el máximo posible de tecnología sin alterar el sistema eléctrico», asegura.
Su apuesta también sería construir más estaciones hidráulicas de bombeo (especialmente en los cauces de los grandes ríos de España, como el Ebro o el Duero). «No podemos mantener el gas como tecnología de repuesto ni esperar que siempre haga sol o viento. Las únicas alternativas que, además, no contaminan son la hidráulica, especialmente de bombeo, y la nuclear», sentencia.
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