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¡Viva san Isidro! (y la poesía)

¡Viva san Isidro! (y la poesía)

Final ligero de una trilogía en el cuarto centenario de la canonización de San Isidro

Domingo, 15 de mayo 2022, 02:00

(A Antonio Flaño, con quien tantos sanisidros celebré).

El año pasado titulé ¡Viva San Isidro! (Y nuestra tierra). Me quejaba de la pérdida de diversidad en la agricultura riojana y abogaba porque los proyectos de los gobiernos animaran otro tipo de desarrollo.

El texto del año del confinamiento llevó por título ¡Viva San Isidro! (Y el azufre). Y también me quejaba de algo.

«Para que Isidro fuera santo se formó un grupo de interés formado por las autoridades eclesiásticas, municipales, la aristocracia y la corona»

Su canonización llegó el 12 de marzo de 1622, con la de san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, san Francisco Javier y san Felipe Neri

De unos años a esta parte algunos desconocidos míos dicen que escribo siempre en negativo, pesimista, crítico... destructivo casi (una de las maravillas de las redes actuales de socialización, es que te enteras de lo que dicen de ti aquellos a quienes no conoces). Que no soy positivo, es el mensaje que me llega.

Para enmendarme y cerrar la trilogía ¡Viva san Isidro!, escribiré algo ligero. Por ejemplo, le doy cuenta de la rogativa que se organizó en Madrid el año 1896, para la que se abrió «la urna en la que se guardan los restos de san Isidro labrador que han de ser conducidos en la procesión que se esta organizando por iniciativa de la Reina para pedir al Señor próxima y abundante lluvia y el término de la guerra de Cuba». Sigue la crónica: «Los restos de san Isidro no se han sacado de donde estaban hace ciento ocho años». La procesión organizada habría de ser «solemnemente extraordinaria. Irán en ella unos ochocientos sacerdotes y cerca de quinientos estandartes». (LA RIOJA 30 de abril de 1896). En la misma página del periódico se anuncia la venta de planta de «tomate temprano de calidad hojabuelta en la huerta del señor Marqués de san Nicolas, en el camino del Cortijo».

No sé lo que pasaría en Madrid, pero en Santo Domingo de la Calzada debió de caer el diluvio universal, porque unos meses después «tuvo lugar una solemnísima rogativa para impetrar al Altísimo cesen las lluvias que tantos daños están causando a los campos» y se sacaron «en andas las imágenes de Nuestra Señora de la Plaza, el patrón de la ciudad y san Isidro labrador». Termina la crónica de LA RIOJA del día 15 de agosto de 1896: «El día amenazaba como los anteriores, tormenta; pero después brilló el sol, llevando el contento a los labradores».

Aprovecho que se celebra el cuarto centenario de la canonización de san Isidro para seguir «escribiendo en positivo». Voy con la poesía.

Para que Isidro fuera santo hubo que trabajarse al Papa. Se constituyó un grupo de interés (lobby se dice ahora) formado por las autoridades eclesiásticas, municipales, la aristocracia madrileña y la corona real. Actuó como 'portavoz' Lope de Vega y Carpio, 'el fénix de los ingenios'. Para el arranque de la campaña escribió el poema titulado «Isidro», publicado en el año 1602.

El Canto primero, empieza así:

«Ante el varón celebrado,

sin armaduras, letras, ni amor,

Que ha de fer un labrador

De mano de Dios labrado

Sujeto de mi labor».

El Papa Paulo V lo beatificó el año 1619 y con ello se aceleró la campaña para su canonización, que llegaría el 12 de marzo de 1622, junto con la de san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, san Francisco Javier y san Felipe Neri.

Para convencer al Papa Gregorio XV de la certeza, tanto de los cinco milagros 'comunes' (el de los bueyes, el del molino, el de la olla...) como de la de los denominados 'póstumos', se organizaron muchos actos. El que más me entretiene es el de la «Iusta poética» que preparó Lope.

Nueve certámenes del tipo 'dar el pie', porque en cada uno de ellos se daban unos versos motivadores y en los que participaron los poetas de prestigio de aquel siglo de Oro, reales e inventados por el propio Lope.

Por ejemplo, el quinto certamen dice así: «Al que con mayor propiedad y agudeza glossare estos quatro versos,

A ninguno Isidro el cielo

Premio por arar también,

Porque fuiste solo quien

Aro con el cielo el suelo».

Ahora bien si quiere enterarse de quiénes fueron los ganadores y de algunos 'chanchullos' que entonces se apañaban en la Villa y Corte, tiene que leer el texto de Mercedes Cobos, «Sobre quiénes fueron los premiados o lo que Lope no nos contó sobre la famosa justa poética por la beatificación de san Isidro».

En otra ocasión le contaré el rifirrafe que tuvo lugar el año 1791 a raíz del cuestionamiento, realizado por un tal Pellicer, de la aparición de san Isidro, camuflado en esta ocasión de pastor, al rey Alfonso VIII en la batalla de las Navas de Tolosa y que se cuenta en el libro 'Apología en Defensa de la aparición de san Isidro en la batalla de las Navas o demostración de las equivocaciones y engaños que Don Juan Antonio Pellicer, de la Biblioteca Real, ha padecido queriendo obscurecer su verdad', escrito por el doctor don Manuel Rosell (¡Mira que ponían títulos largos entonces! No valdrían para twitter).

Por cierto, leo en La Tierra, del 16 de mayo de 1922, que a la celebración del tercer centenario de la canonización de san Isidro «han asistido el Rey, la Reina Cristina, la Infanta Isabel, el Gobierno, altos palatinos y otras personalidades».

A ver si los 'eventos' programados en Madrid para este año están a la altura porque, después de los chanchullos (o como se diga en positivo) acaecidos este año en la Villa y Corte, tengo gran curiosidad por ver a los 'altos palatinos' acompañandoal santo. Seguro que están guapísimos y guapísimas.

No me negarán que este año he estado a tono, en forma y fondo, con lo que ahora se estila en la nueva ruralidad.

(En Alcanadre a 5 de mayo de 2022»

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