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Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) buscan cuadrar el círculo de la huerta y desarrollar tomates de más calidad y mejor sabor, el sueño de todos productor y de cualquier comensal, además de mayor resistencia a enfermedades emergentes y al cambio climático. ... Con el investigador del CSIC Antonio Granelll frente, forman parte del proyecto europeo de biotecnología denominado Harnesstom, que está coordinado por del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, centro del CSIC y de la Universidad Politécnica de Valencia.
El trabajo, que pretende desvelar la información genética sobre las variedades de tomate, cuenta con un presupuesto de 8,07 millones de euros, de los cuales 7,04 serán financiados por la Unión Europea (Horizonte 2020) y el resto por empresas participantes y, atención, el Gobierno de Taiwán.
El proyecto Harnesstom (Harnessing the value of tomato genetic resources for now and the future) se desarrollará durante los próximos cuatro años reúne a todos los agentes para que los resultados no se queden en los laboratorios y den el salto al campo y al mercado.
El objetivo final de tan ambicioso proyecto, en resumidas cuentas, «es que el tomate que llegue a nuestra mesa sea mejor en todos los sentidos», explica su director y experto en la investigación del tomate Antonio Granell.
El tomate es una hortaliza con una diversidad genética reducida y, por tanto, muy vulnerable a las enfermedades emergentes y al cambio climático. «Afortunadamente, el tomate es rico en recursos genéticos y se dispone de información suficiente para superar esas dificultades», detalla Granell. «El proyecto Harnesstom trata de demostrar que el incremento en el uso de los recursos genéticos resulta clave para la seguridad alimentaria y para conseguir un producto final de mayor calidad», puntualiza.
De esta manera, y aprovechando el gran esfuerzo realizado en proyectos anteriores de la UE, Harnesstom recopilará, centralizará y normalizará gran cantidad de información para que, de una manera sencilla, pueda ser usada por diferentes tipos de usuarios
Asimismo, desarrollará cuatro programas de preproducción. El primero de ellos tratará de introducir resistencias contra las principales enfermedades emergentes. El segundo buscará la mejor adaptación del tomate al cambio climático. El tercer programa estará destinado a la mejora de la calidad. Y el cuarto buscará aumentar la resiliencia del tomate tradicional europeo mediante el mejoramiento participativo.
En el proyecto participa también el Instituto Universitario de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana, de la UPV, que cuenta con un banco de germoplasma que contiene una de las mayores colecciones de material genético de tomate y parientes silvestres, que resultará clave para lograr variedades más resistentes a las enfermedades emergentes. Además, el proyecto pretende involucrar a agricultores, consumidores, chefs creadores de tendencias y universidades en actividades para el diseño de estrategias innovadoras que darán materiales de cultivo adaptados localmente.
Además del CSIC y la UPV, el proyecto cuenta como socios en España con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrícolas, el Centro Tecnológico Nacional Agroalimentario Extremadura, la Fundación Cajamar, la Asociación de Productores y Comercializadores de la Tomata de Penjar d'Alcala de Xivert y Enza Zaden Centro de Investigación. El consorcio de Harnesstom lo completan otras quince entidades de Bulgaria, Francia, Italia, Israel, Países Bajos y Taiwán.
«Lo principal es averiguar cuáles son las funciones de los genes que dan el sabor al fruto; ni todos los tomates saben igual ni toda la gente percibe su gusto de la misma forma pero es innegable que muchos de los tomates de hoy tienen escaso sabor o no saben a nada», respondía hace unas semanas el investigador Antonio Granell en una entrevista que ponía algo de luz en algunos de los enigmas que preocupan al consumidor de tomate. El principal, ¿por qué son tan insípidos?: «Porque se ha apostado por aumentar la productividad y la resistencia del fruto... El sabor del tomate es muy complejo porque depende de sus azúcares, sus ácidos y de más de 20 compuestos aromáticos que o han desaparecido o se han rebajado durante los procesos de mejora de la planta». «En los últimos años nos han vendido agua empaquetada en forma de tomate», es rotundo Granell.
Puesto a aportar soluciones para los que tengan prisa y no puedan esperar los resultados del trabajao de investigación, Granell propone actuar con lógica y comprar tomates «en temporada» porque «es más probable encontrar tomates buenos y si son de proximidad, mucho mejor». Lo dicho, lógica.
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