La remolacha escenifica su recuperación

En esas cifras se encuentran las procedentes del campo riojano. Este año han sido 825 hectáreas las dedicadas a la remolacha en la comunidad autónoma, y de una parte del crecimiento de las toneladas de remolacha molturada en Miranda son 'culpables' los agricultores riojanos.

Este cultivo no ha atravesado unos buenos momentos en La Rioja. En el año 2019 se destinaron 929 hectáreas de suelo agrícola al cultivo de este tubérculo; sin embargo, esas cifras se desplomaron la campaña siguiente cuando se redujeron únicamente a 656. En el año 2021, La Rioja únicamente destinaba 480 hectáreas al cultivo de remolacha.

La tendencia se rompió en el año 2022 y hubo un crecimiento hasta las 600 hectáreas que esta campaña se han elevado ya hasta las 825, por lo que esas 225 hectáreas de más han contribuido en buena medida a que Azucarera en Miranda eleve también las cifras de molturación.

La cantidad, en este caso, no está acompañada por la calidad. La climatología no ha contribuido al buen desarrollo de la remolacha que presenta un porcentaje bajo en sacarosa. Además, la cercospora también ha afectado negativamente a los cultivos, aunque desde la planta de Miranda dan por 'salvado' un año que se preveía aún mucho más negativo.

Pero uno de los mayores motivos de satisfacción de la planta mirandesa es por haber conseguido incrementar en un 30% las hectáreas de su área de influencia (Castilla y León, Álava, La Rioja y Navarra) dedicadas al cultivo de la remolacha, elevando la cifra de superficie que vende su producción a Azucarera, hasta las 3.200 hectáreas, aunque el objetivo es llegar en un futuro más o menos próximo a las 4.000 hectáreas. Lo que significa que el campo riojano aporta algo más de la cuarta parte de la remolacha que entra en la planta mirandesa y como reconocían desde la empresa hace unas semanas a este diario, «el número de hectáreas convierten a La Rioja en nuestro proveedor regional número uno, y además con buena producción, y con un elevado número de agricultores, unos 80 de los 266 que trabajan para Azucarera».

Actualmente, la zona de La Rioja Alta, donde se ubican la mayor parte de las hectáreas de la comunidad, se ha convertido «en una de las más productivas de España», según explicaba el responsables agrícola de Azucarera, Pablo Gómez, «el rendimiento por hectárea que se consigue en La Rioja no se alcanza en ningún otro sitio», afirmaba Gómez.

La remolacha se había visto inmersa, en los últimos años, en un constante proceso de pérdida de rentabilidad que ahora, la intervención de Azucarera ha tratado de paliar, en unos casos ofreciendo contratos más largos y en otros con nuevos seguros, pero lo que más ha influido para revertir la situación ha sido el aumento del precio de la compra porque también el precio del azúcar en el mercado se ha elevado considerablemente (y desde hace unos años, la dirección de la empresa acordó con los agricultores combinar una parte fija con otra variable, en función del precio del azúcar).

La empresa burgalesa (incluida en una compañía con otras plantas repartidas por el país) estudia plantear una oferta que plantee eliminar el descuento por polarización (el precio vendrá dado por el peso y no tanto por la calidad del producto), lo que otorgará más seguridad a los agricultores.

Pensando ya en futuro, las perspectivas para próximas campañas –al margen de la intervención de agentes tan impredecibles como la climatología– son positivas. En principio los niveles de rentabilidad se van a mantener en la próxima campaña mientras que algunos otros cultivos habituales en La Rioja van perdiendo esa rentabilidad, lo que puede mantener los niveles de crecimiento en la superficie dedicada al cultivo de remolacha, por dedicarse a ella, campos que hasta ahora acogían el cultivo de otros productos que no resultaban rentables.