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La Comunidad General de Regadíos de Calahorra cuenta con 3.500 socios y gestiona la zona agrícola de Calahorra y parte de Pradejón de más de 5.000 hectáreas. A finales de febrero de 2024 trasladó su sede de la calle Cavas al polígono La Azucarera, a las instalaciones ocupadas antes por Calzados Lormy, lo que ha supuesto un aumento de espacio de almacenaje y una mejora del servicio de atención a los regantes.
5.000 hectáreas
y 3.500 socios, de los que la gran mayoría se dedica al campo sólo como complemento o para autoconsumo
En 2024 también implantó el plan de emergencia del embalse del Perdiguero a finales de 2024. De esta manera se ha adaptado la normativa a las instalaciones del pantano con sistemas de aviso para la población. Además, participa en la constitución de la junta central de usuarios de la presa de Enciso y está actualizando la infraestructura de riego para contar los volúmenes de agua en la presa de La Ribera y controlar la cantidad que se trae del río Ebro en tiempo real.
Otra acción realiza por los regantes es la donación al Ayuntamiento de una parte de su propiedad junto a la Fuente de los Trece Caños. Dentro del proyecto de obras de mejora de este lugar se está derribando ese inmueble. La otra parte está alquilada desde el año pasado a la empresa Burcor, promotora de los festivales Holika y Gran Reserva.
A través del PERTE de digitalización del ciclo del agua, con fondos europeos, ha solicitado una inversión de entre 500.000 y 600.000 euros para digitalizar el regadío con el fin de controlar caudales tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Está pendiente de la resolución.
La lluvia de 2025 ha sido beneficiosa porque los usuarios se han nutrido del agua caída y los consumos de la embalsada han sido casi inexistentes. «Esto nos permite tener la garantía de que este año será totalmente normal en cuando al regadío», indica el presidente de la institución, Miguel Legarre.
Las infraestructuras están llenas, aunque en el caso de la Comunidad General de Regadíos, al no tener infraestructuras de almacenamiento enormes, las han podido mantener con una capacidad de ocupación alta.
En esta zona del valle del Ebro los cultivos son variados, desde la viña, hasta la fruta de pepita (destacando la pera), de hueso; productos hortícolas como la coliflor, brócoli, tomate, algo de espárrago; choperas; almendros y olivos. La mayoría son propiedades pequeñas.
El relevo generacional supone un problema y en Calahorra habrá unos cincuenta agricultores que se dediquen al campo profesionalmente y en exclusiva. El resto lo hace como complemento o para autoconsumo.
«La mejora de la infraestructura, su modernización y actualizar las instalaciones a los tiempos actuales en cuanto a ahorro de agua, energético y control cuantitativo y cualitativo son nuestras prioridades», explica Legarre y añade que «esto choca con el mayor problema que es la falta de relevo y conlleva que la gente no viva de la tierra por lo que no ve necesario invertir».
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