La recogida del espárrago comienza lenta a la espera del buen tiempo que la generalice

Santiago Mues Carrillo cultiva dos hectáreas este producto en Corera, en la puerta del Valle de Ocón, desde el año 2018 como complemento a la viña y el cereal. Comenta que en la década de los ochenta la mayoría de las familias de la zona tenían su esparraguera, pero ahora apenas quedan unas pocas. Además de él, tan solo alguno en Alcanadre.

La evolución en La Rioja en general ha sido negativa. En 1990 la superficie sumaba 2.411 hectáreas (1.214 de secano y 1.196 de regadío) y en 2021 el servicio de estadística agraria registró 92 (11 de secano y 81 de regadío).

«En esta zona la tierra es muy buena, perfecta para el espárrago, salitrosa y arenosa y lo que sale tiene buena calidad. Estamos esperando a que haga algo más de calor y respecto a la humedad la situación está muy justa», señala Santiago.

Muestra su preocupación porque, como ocurre con el resto de cultivos, el espárrago sufre los altos costes de producción con precios elevados. Destina su cosecha principalmente a la industria conservera navarra (por 2,40 euros el kilo en 2023, este año todavía no ha hablado de precio) y algo de segunda al por menor en una venta anecdótica.

Explica que «se plantan en agujeros de medio metro las zarpas o garras en marzo o abril traídas por encargo ya que son difíciles de encontrar. Se trata de variedades más productivas, pero más sensibles a la sequía que requieren de riego y, cuando se desarrollan, hay que intervenir con fungicidas porque son delicadas para la roya (enfermedad fúngica). Necesita además mucho abono y buen barbecho».

De la primera vez que se planta transcurren dos años hasta que produce y puede durar siete u ocho años. Cuando está lista la esparraguera para poner el plástico, en marzo, llegan los recolectores de Jodar (Jaén) que trabajan aquí hasta junio. En esta campaña están Juan y su hermana Encarna. Santiago recurre a la misma familia desde el principio y residen en Corera estos meses. Mayo es la época mejor, con la recogida generalizada.

En ese sentido, Santiago comenta que su esparraguera de dos hectáreas está dando entre 50 y 60 kilos cuando en mayo aumentará a más de 200 kilos cada jornada. Los primeros frutos están muy valorados para el consumo en fresco por la demanda habitual de inicio de temporada.

El espárrago se recoge de madrugada, para que la punta no se ponga morada con el sol. Destapan los canteros y con una gubia los sacan de uno a uno en un trabajo muy costoso «de mucho riñón y agacharse».